Por Alejandro Lafourcade
a.lafourcade@pilaradiario.com
Sus productos son fácilmente reconocibles –y queribles- para un par de generaciones, especialmente entre los +40: platos y vajilla ornamentados con dibujos complejos, en general pintados de azul. Son los productos Lozadur, los “platos de la abuela”, que aún hoy están en miles de hogares argentinos.
Pero detrás hay una historia trágica… La fábrica, instalada en Villa Adelina, funcionó hasta fines de 1977, cuando se declaró en quiebra con la complicidad de la dictadura, con la que sus directivos forjaron una sociedad macabra: siete de sus obreros continúan desaparecidos, entre ellos las hermanas Felicidad y Dominga Abadía Crespo, vecinas de Del Viso.
Las luces y sombras sobre Lozadur volvieron a ser noticia en los últimos días, a partir de un hilo de Twitter que se hizo viral. Fue realizado por el dramaturgo Juan Parodi, quien recordó que pasaba “toda mi infancia viendo estos platos. Mi abuela no los usaba, los exhibía sobre una pared”, para luego hacer mención a la lucha obrera y la feroz persecución.
El Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) indica que el 30% de los desaparecidos eran obreros y el 17, 9% empleados. Es decir, trabajadores que reclamaban por mejores condiciones y no guardaban relación con la lucha armada.
Siete de esos desaparecidos trabajaban en Lozadur: cuatro mujeres y tres hombres. Sin embargo, documentos desclasificados de EE.UU. hablan de una quincena de casos.
La fábrica, inaugurada en 1939, tenía 1.200 empleados, los que ya desde 1973 llevaban adelante reclamos por mejores condiciones laborales.
Secuestro
Dominga (27) y Felicidad (25) Abadía Crespo eran hermanas. La mayor había nacido en España, la menor en Buenos Aires, ya que sus padres se habían radicado en Argentina huyendo del franquismo. Los cuatro vivían en Del Viso, en una casa ubicada en 9 de Julio 830.
Ambas eran empleadas en el sector “lozas” de Lozadur, donde Dominga había sido delegada antes del golpe militar y la posterior intervención.
“Ella era una mina totalmente decente, sana, buena gente. Un modelo de mujer, sin idealizarla. La quería mucho”, recordaba Fernando Herrera, exnovio de Dominga, a Página 12 en 2009. “Como pude investigué lo que había pasado a través de un militar que era un pariente lejano, el subinterventor del sindicato Luz y Fuerza. Pero comenzaron a apretarme, igual que al novio de Felicidad”.
Herrera se refería a la noche del 2 de noviembre de 1977, de la que acaban de cumplirse 45 años. Cerca de las 23.45 llegaron a su casa dos individuos que saltaron la verja de entrada. “Uno de ellos, quien comandaba el operativo, vestía de civil y con fuertes golpes en la puerta obligó al padre de Dominga y Felicidad a levantarse. Le dijeron que eran policías y exhibieron credenciales, obviamente falsas. Uno de ellos sacó un arma corta y encañonó al padre. Ingresaron a la casa con un soldado con ametralladora”.
El soldado mantuvo a los progenitores acostados boca abajo, mientras revisaban las habitaciones de sus hijas, a quienes ordenaron que se vistieran y los acompañaran. Dominga y Felicidad Abadía Crespo no volverían a ser vistas con vida.
Actualidad
Desde 2011, dos calles del barrio Los Cachorros llevan el nombre de las hermanas que permanecen desaparecidas desde 1977.
Además, en octubre de 2014 el Tribunal Oral Federal 1 de San Martín impuso prisión perpetua a Santiago Riveros y 23 años de prisión a Reynaldo Bignone en el llamado “juicio de los obreros” de la Zona Norte del Gran Buenos Aires.
Las condenas fueron tomadas como un tardío acto de justicia con aquellos ceramistas, incluidos los de Lozadur, fabricantes de los platos que aún forman parte de las alacenas de los argentinos.
Recuerdos
Las instalaciones de Lozadur, a escasa distancia de la estación de Villa Adelina, están abandonadas. Años atrás, el Municipio de San Isidro creó un complejo deportivo en lo que era parte del predio. En lo que queda de la fachada, letreros recuerdan a sus obreros desaparecidos, incluyendo a las hermanas Dominga y Felicidad Abadía Crespo. Los platos Lozadur pueden conseguirse online, en algunos casos con altos precios.
Fuente
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