Karina vs. Javier: los Milei se disputan el nuevo esquema de poder de La Libertad Avanza

El presidente se involucró de lleno en cierre de listas de las elecciones del próximo 26 de octubre y dejó sin tinta a la lapicera de su hermana. El empoderamiento del libertario revive el poder de Santiago Caputo, quien volvió a la mesa chica y se posiciona como el protegido del libertario.

Hasta el sábado, existía en La Libertad Avanza la certeza -nunca esbozada en público- de que Karina Milei manejaba a gusto y piacere cada uno de los pasos de su hermano en el tablero político. Con un empoderamiento envidiado por hasta las más experimentadas figuras del arco nacional, la secretaria general de la presidencia surfeaba la ola del poder con una facilidad poco compatible con la escasa experiencia en el poder real que tiene en su haber. Sin embargo, en las horas previas a la confirmación de la nómina final de candidatos, un inesperado volantazo cambió el rumbo del barco libertario.

Javier Milei, quien siempre se resguardó detrás de su propio mantra anti-rosca, desplegó sobre la mesa un nuevo esquema de decisiones. El líder libertario se reveló a la lapicera de su hermana y exigió para sí un puñado de fieles que quiere, a toda costa, dentro de la bancada oficialista que defenderá su gestión dentro del Congreso.

La ahora candidata y ex vedette, Karen Reichardt; el abogado Alejandro Farfosi; el streamer y conductor Sergio “Tronco” Figliulo; la modelo y conductora, Virginia Gallardo; el economista Agustín Monteverde; y sus amigos Andrés Leone Gladys Humenuk -eyectada del gabinete por Karina, luego de ser sospechada de espiar para el ex jefe de gabinete, Nicolás Posse– se suman a José Luis Espert, otros de los repelidos por la hermanísima, que hasta estaba dispuesta a darle la cabeza al PRO antes que al “profe”. El presidente peleó y se impuso. Toda una novedad en un gobierno de doble comando.

Quienes conocen la dinámica convivencial de los hermanos aún miran atónitos la jugada del mayor. No sólo porque no se esperaban el involucramiento de Milei en la rosca chica. Sino porque reconocen que Karina siempre logró, de alguna manera u otra, hacer triunfar su voluntad, situación que se replicó a medias en varias provincias y que podría ser el puntapié inicial de un cambio concreto en la toma de decisiones del partido en general y del gobierno en particular. La decisión del líder libertario de volver a escuchar los consejos de un viejo conocido no son más que una muestra gratis de ello.

Karina vs. Javier: los Milei se disputan el nuevo esquema de poder de La Libertad Avanza
Karina y Javier Milei junto al asesor presidencial, Santiago Caputo.
Foto: Presidencia

En las últimas semanas, luego de que el cierre de listas bonaerenses dejara a la vista la inocultable interna con el sector del karinismo, sintetizado en Martín y Lule Menem, Santiago Caputo adoptó un perfil pasivo dentro de la gestión. No sólo había decidido no participar de las reuniones que la mesa chica del oficialismo monta semanalmente en la planta baja de Balcarce 50. Quienes lo frecuentan, reconocen que el asesor se ofuscaba cada vez que alguien de su círculo le consultaba sobre la rosca electoral que demandaba por esas horas la Provincia de Buenos Aires. Casi como por arte de magia, el empoderamiento presidencial le devolvió el brillo en los ojos al inquilino del Salón Martín Fierro.

El gurú libertario tuvo, a diferencia del último y catastrófico cierre de listas, un rol preponderante en la elección de nombres que integrarán las boletas nacionales. No sólo fue el encargado de convencer al presidente de imponer a Luis Petri como primer candidato en Mendoza, todo un gesto que esconde un revés para el gobernador Alfredo Cornejo, que hasta hace dos años atrás debió batallar con su coterráneo en una interna a cielo abierto por la gobernación. Sino que, además, logró imponer su poder de veto en los candidatos que el tándem riojano aspiraba a colocar.

Si bien el asesor nunca se mostró abierto a confrontar con la hermanísima y sus alfiles se encargan de advertir cada vez que pueden que en el Triángulo de Hierro no existen disputas, lo cierto es que el ex estudiante de Ciencia política debió matar para no morir. Pese a mantenerse firme en la conducción de áreas claves del estado nacional -Caputo nunca dejó el control del Ministerio de Salud, la rosca judicial y la SIDE-, en los últimos meses la consolidación de Lule Menem como armador nacional corrió del foco al hombre que había logrado centralizar el poder político en el despacho más desprolijo de la Casa Rosada.

El subsecretario y mano derecha de Karina trabajó, siempre en silencio, en la construcción partidaria que la hermana menor del presidente le encargó desde el momento en que decidió convertir a La Libertad Avanza en un partido nacional. Con viejos conocidos y manejando la ambulancia que recogió a los más variopintos heridos del mundillo político, el riojano logró su cometido y construyó un séquito de leales con los que aspiraba cumplir con creces los requisitos de Karina: un poder legislativo obediente.

Sin comulgar con esta idea, el asesor, quien siempre fue más proclive a consolidar alianzas con figuras que puedan aportar poder territorial en las listas, decidió correrse de la rosca bonaerense, una jugada que habilitó al menemismo a humillar pública y políticamente a sus ahijados de Las Fuerzas del Cielo, la orga juvenil que nació con hambre de gloria pero sin capacidad de cocción. Los laderos de la secretaria general hicieron saber de qué se trata el poder y dejaron afuera al piberío, que debió consolarse con un quinto lugar en la tercera sección entregado a regañadientes al secretario de Culto, Nahuel Sotelo.

Tras esa experiencia, que dejó a los Caputo boys golpeados por varios días y generó una ola de indignación entre los militantes libertarios por la exagerada cartera de nombres provenientes del kirchnerismo que impuso la sociedad Menen-Pareja, el consejero presidencial entendió que era momento de involucrarse y dejó de lado la pasividad que fingió desde antes de aquel cierre.

Con la intención de cuidar la gobernabilidad en la segunda parte de una gestión que sólo cosecha éxitos de cuestionable baja inflacionaria, Santiago Caputo se sacó los guantes y metió las manos en el barro de la política, acción que replicó el presidente con llamativo entusiasmo. Sin embargo, que Milei seleccione figuras rechazadas por Karina no es, a esta altura, un dato relevante. No obstante, la decisión del presidente de intervenir en la confección del Congreso que lo acompañará en su carrera por la reelección y la habilitación tácita a Caputo para cuidar su espalda marca a fuego la insignia que caracterizará de acá en más el esquema de sobrevida libertario: El Jefe al gobierno, Javier (con Santiago como ladero) al poder.

Este lunes, el asesor recibió en su despacho a Cristian Ritondo, Diego Santilli Sebastián Pareja. Por más de una hora y media, Caputo y los barones bonaerenses hicieron una puesta en común de lo que dejó el cierre de candidatos nacionales y se aventuraron a diagramar una nueva temporada de campaña que motorizarán para las elecciones del 7 de septiembre y 26 de octubre.

Esta semana, los ex macristas recorrerán varias localidades de la provincia. El martes, si el diluvio previsto lo permite, Santilli se fotografeará junto a Javier Milei en el acto previsto en Junín. Previo a ello, el flamante candidato a diputado recorrerá varias localidades de la cuarta sección, donde en el oficialismo violeta ya anticipan una batalla complicada contra el armado del centro montado por los intendentes de la zona. Las recorridas seguirán a lo largo de la semana, a las que también se sumará Ritondo, quien visitará este jueves Mar de Ajó y otras localidades del interior. Todo se acordó en la reunión de más de dos horas que encabezó Caputo.

Restará esperar si la nueva dinámica de poder tendrá el mismo peso a la hora de imponer voluntades en la inevitable nueva distribución ministerial que deberá consolidarse luego de la elección. Las postulaciones de Patricia Bullrich y Luis Petri dejarán dos vacantes sustanciosas dentro de un gabinete que sufrirá muchas más modificaciones. La silla de Guillermo Francos es una de las más cotizadas en la Casa Rosada, al punto que el avistaje de todo tipo de aves de rapiña se volvió algo habitual dentro del ecosistema que habita el edificio de gobierno. Lo mismo ocurre con el lugar de su segundo, Lisandro Catalán, quien resiste con empeño las avanzadas que llegan desde el interior para quedarse con su lugar.

Para el asesor, la extensión de la gestión de Francos es menester. No sólo por la afinidad personal que los caballeros comparten desde el inicio de la gestión. Hay en Caputo una necesidad intrínseca de custodiar la silla de la jefatura de ministros del poder ambicioso que los Menem, que esperan agazapados su momento de ser. Cuando llegue el momento, el libertario deberá decidir quién se quedará con la porción más jugosa del bacalao. Hasta entonces, la convivencia entre todas las tribus deberá ser pacífica. En diciembre, todos quedarán formalmente habilitados a disparar.