El Senado como bastión de soberanía

Lo que ocurrió en el Senado no fue solo una sesión legislativa, fue un acto de soberanía institucional que tensiona el relato del poder ejecutivo y expone las grietas de un modelo que se presenta como inflexible. El Congreso, como poder independiente, reafirmó su rol de contrapeso al aprobar tres leyes que tocan fibras sensibles, jubilaciones, moratoria previsional y emergencia en discapacidad.

 

Por Jesús Marcelo Delise [email protected]

Mientras tanto Tenemos un presidente que no discute, cancela. No responde, veta.

En su afán de imponer un ajuste como dogma, convierte el veto en una herramienta de disiplinamiento y silencio, Así, cada ley que busca proteger a los más vulnerables se convierte en amenaza al orden contable y uno simplemente se pregunta ¿Qué libertad es esta que elimina derechos con lápiz rojo?

FOTO: JUAN FOGLIA / NAMientras la Casa Rosada clausura el diálogo, el Senado se erige como balcón institucional que se niega a cerrar sus puertas, en medio de la tensión, vota por quienes no tienen voz, los jubilados, las personas con discapacidad, los excluidos del sistema, y al hacerlo, recuerda que la soberanía no se declama, se ejerce.

Lo cierto, aunque las leyes no contaban con dictamen de comisión, el recinto se declaró soberano y avanzó con su tratamiento, amparado en la Constitución Nacional, fue así como la sesión logro alcanzar en tiempo y forma un buen posicionamiento y por supuesto, la votación reflejó un consenso transversal entre bloques opositores, radicales y provinciales.

La palabra del pueblo se filtró entre las grietas del palacio y se hizo ley, el poder podrá vetar, podrá insultar, podrá intimidar, pero hay algo que no puede borrar: la dignidad que resiste con el cuerpo, con el voto, con la palabra.

El Gobierno sufrió una derrota legislativa significativa, que expone el deterioro de su vínculo con los gobernadores y con sectores que antes le eran funcionales, el resultado final, una reacción presidencial inmediata al buen estilo libertario.  Milei ratificó el veto y calificó al Congreso como “madriguera inmunda” y a Villarruel como “traidora”

Lo cierto es que el ejecutivo anunció que vetará las leyes y si el Congreso insiste, judicializará el proceso. Esta postura reafirma su narrativa de “superávit fiscal permanente”, aunque tensiona el principio republicano de diálogo entre poderes.

Lo que está en juego no es solo el presupuesto, sino el modelo de país. ¿Puede un gobierno que se autoproclama como el “mejor de la historia” ignorar el mandato popular expresado en el Congreso? ¿Puede la libertad ser invocada para vetar derechos?

 

«Hicimos 25 veces más de reformas estructurales, y lo hicimos con 15% de la Cámara de Diputados, siete senadores y una traidora, pero con el mejor jefe de Gabinete de la historia», sentenció Milei

 

Esta frase, no es solo una declaración política, es una puesta en escena del poder como espectáculo, donde la aritmética legislativa se convierte en épica personal y la disidencia interna se transforma en traición.

Javier Milei confirmó que vetará el aumento de las jubilaciones y la emergencia en discapacidadEl presidente, al hablar en la Bolsa de Comercio, no solo defendió su gestión, sino que construyó un relato de excepcionalidad, en el que el ajuste y las reformas se presentan como hazañas heroicas realizadas contra todo y contra todos.

No es ninguna novedad que el presidente Javier Milei se autoproclama como líder de “la mejor gestión de la historia”, comparando sus reformas con las de Menem, agregando valor agregado, aunque a decir verdad, en el mundo libertario o se eleva a la máxima potencia, o se condena con vendetta incluida.

Es así como, por ejemplo, Caputo es el Messi de la economía y Karina Milei después de vender rosquita y hacer predicciones con las cartas del tarot, hoy es la jefa o más bien, la numero uno de la cocina del mileismo ortodoxo.

Patricia Bullrich tuvo lo suyo y de ser una terrorista pone bombas de jardines de infante, pasó a ser la mejor ministra de seguridad de la historia mientras que Federico Sturzenegger, tendría no solo el reconocimiento más puro de Milei con abrazo y beso incluido, sino la proclama de que seguirá con el poder para destruir todo lo que está a sus pasos.

Pero tranquilos, Guillermo Francos también será reconocido como “el mejor jefe de Gabinete” de la historia y así, el mundo libertario se convierte en lo mejor de lo mejor a pesar de tantas barbaries.

Tras el revés en el Senado, Javier Milei llamó traidora a Victoria VillarruelSolo resta una sola frase poco simpática, “traidora” dirigida a Villarruel no por exponer la fractura interna, sino también por instala una lógica binaria, estás conmigo o contra el proyecto.

El presidente Javier Milei convierte el número reducido de legisladores en símbolo de pureza ideológica, y la disidencia en pecado político y claro, en lugar de reconocer la pluralidad institucional, se construye un relato de combate, donde el Congreso es un obstáculo y el veto, una espada.

El presidente no gobierna, combate, no construye consensos, libra guerras simbólicas. Se proclama héroe de reformas estructurales como si ajustar fuera épico, y vetar derechos una gesta, convierte su minoría parlamentaria en virtud divina y acusa de traición a quienes ejercen el diálogo institucional.

Pero no hay hazaña en vetar jubilaciones. No hay gloria en despreciar a la discapacidad. El poder que se autoproclama cruzado, termina siendo cruz para los que menos tienen.

 

Ni siete senadores ni una supuesta “traidora” pueden eclipsar el mandato colectivo que vibra en el Congreso, la soberanía democrática no se mide en fidelidades personales, sino en la capacidad de escuchar, legislar y cuidar, simplemente porque la política, no es cruzada ni devoción, es responsabilidad.