Argentina lideraba, hasta el día de hoy, la carrera mundial en el desarrollo de pequeños reactores nucleares modulares. La iniciativa presenta un enorme potencial exportador pero ahora Javier Milei decidió desfinanciarlo.
La transición energética avanza a pasos agigantados aunque no lo hace por una única vía sino por distintos caminos que tienen una misma meta: la descarbonización. Para alcanzar este objetivo son distintas las tecnologías cuyos desarrollos se potenciaron en los últimos años por sus capacidades para generar energías renovables.
El CAREM, sigla de la Central Argentina de Elementos Modulares, es un reactor nuclear de diseño y desarrollo exclusivamente locales que ubica a nuestro país como líder global en esta clase de desarrollos que prometen dominar en el futuro las iniciativas mundiales para incrementar la participación de la energía nuclear en la transición energética.
A pesar de encontrarse ya en su etapa final y ser el proyecto de estas características en estado más avanzado a nivel global, el gobierno de Javier Milei resolvió, en el marco de su plan de ajuste, frenar su financiación, despedir a los trabajadores que estaban afectados a la iniciativa y frenar su construcción por tiempo indeterminado.
Se trata de un tipo de tecnología conocida como «SMR», sigla de Small Modular Reactor (Reactor Modular Pequeño). Se trata de una central de generación eléctrica que se caracteriza por ser más económica y rápida de poner en funcionamiento que las grandes centrales nucleares tradicionales.
El interés por los SMR creció de manera exponencial en los últimos años al calor de los debates por la necesidad de avanzar en la transición energética.
En la actualidad hay en el mundo cerca de 80 proyectos SMR en distintas etapas de desarrollo. Mientras algunos recién están en etapas de diseño avanzado y otros recién están gestionando licencias, los únicos que ya están en construcción son el Carem, un proyecto de China y un reactor ruso para propulsión naval.
Así, el CAREM se consolida en la carrera global por el desarrollo de esta clase de tecnología y ubica a la Argentina en la élite mundial con gran potencial exportador que podría generar miles de millones de dólares para el país en exportaciones.
De hecho se estima que en los próximos años va a haber inversiones por más de 300 mil millones de dólares en proyectos de estas características.
El proyecto CAREM consta de un prototipo de 32 MW de potencia que se está construyendo en el predio de Atucha, en el partido bonaerense de Lima, con un avance que ya superó el 80% con la gran parte de los insumos, componentes y servicios provistos por empresas argentinas, certificados bajo altos estándares de seguridad y calidad, supervisados por Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).
Una vez operativo el Carem sería capaz de abastecer a una población de 120.000 habitantes ofreciendo así una solución verde en pequeñas ciudades. Se prevé además que los futuros módulos comerciales eleven su capacidad hasta generar 120 MW.
Los SMR prometen así convertirse en una muy buena alternativa ante las grandes centrales nucleares de generación eléctrica que son emprendimientos que requieren de grandes cantidades de financiamiento y que pueden demorar años desde el comienzo de la obra hasta su puesta en marcha. Además de colaborar en el camino hacia la transición energética.
Todo este potencial quedó sin embargo en entredicho ante la decisión del gobierno de Milei de frenar su desarrollo y dar así una insólita ventaja a los principales contendientes de la Argentina en la carrera por liderar el mercado de los SMR.
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