El candidato peronista lo descolocó desde el inicio al apurarlo para que se defina sobre sus propuestas. En el macrismo creen que Milei fue flojo y se lo vio poco preparado.
Sergio Massa se impuso en el último debate antes del balotaje, una instancia que para algunos analistas era crítica por la paridad que revelan las encuestas. El candidato peronista siempre mantuvo el control de los tiempos y logró descolocar a Javier Milei en cada uno de los segmentos del debate.
Milei llegó a a esta instancia clave poco preparado y todo indica que su mayor preocupación fue evitar perder los estribos, pero ni eso logró. Apenas comenzó el debate Massa lo arrinconó con una batería de preguntas «por si o por no» sobre sus propuestas y el libertario terminó perdiendo la paciencia.
En los debates anteriores se había ido conforme con el empate, pero en esta ocasión lo que se vió fue una muy importante pérdida de iniciativa de Milei, que terminó el duelo apocado y casi dejando correr el reloj.
El ministro de Economía sacudió al libertario desde el primer bloque, en el que le enumeró las declaraciones que hizo durante la campaña y le pidió que las confirmara por sí o por no, una muletilla que rápidamente se convirtió en trending topic en las redes. Con esa estrategia, lo hizo perder todo su tiempo defendiéndose y dejó a su rival dañado para todo el resto del evento celebrado en la Facultad de Derecho de la UBA.
Massa le refregó a Milei el faltazo del PRO al debate
«Miren los vídeos enteros y no lo que los brasileros le editan», dijo Milei en relación al equipo enviado por Lula a la campaña de Massa, fue un involuntario homenaje al equipo que lidera Edinho Silva, que arrancando de atrás logró pelearle a los libertarios un espacio que manejaban con soltura, como las redes.
Massa buscó todo el tiempo exponer las contradicciones de Milei con el PRO, que quedaron en evidencia con el faltazo de esa fuerza al debate, anticipado por este medio. Lo hizo cuando le pidió tres veces que conteste si mantenía la dolarización y la eliminación del Banco Central. «Ya lo planteó Patricia Bullrich en el otro debate», dijo Massa al referirse a la dolarización solo ocurre en Zimbawe y en el único país donde no hay Banco Central es en Micronesia.
Luego de eludir varias veces el tema, Milei finalmente aceptó que mantiene la dolarización y la eliminación del Banco Central y dejó trascender su malestar con Macri al afirmar que la caída de poder adquisitivo comenzó en su gobierno.
Con su tanda de preguntas, que incluyó de manera reiterada para que se pronunciara sobre la eliminación de los subsidios, Massa logró ponerse en control del primer bloque del debate y al principio sacó de las casillas a Milei, que luego logró serenarse.
En el segundo bloque, de relación con Argentina con el mundo, Massa defendió el vínculo con Brasil y China que rechaza Milei. El libertario desmintió que vaya a romper relaciones con esos dos países pero dijo que lo va a limitar a dejar que trascurran los acuerdos «entre privados». Massa le recordó una y otra vez que son los estados los que firman los acuerdos comerciales y fijan políticas sanitarias y arancelarias.
Cuando se tocó el tema de Malvinas, Massa le hizo admitir a Milei su admiración por Margaret Thatcher. Fue uno de los momentos más tensos, que Massa aprovechó para revelar que lo había acompañado al debate el general Martín Balza, héroe de la guerra de Malvinas.
El libertario se negó a ratificar si apoyaba la autodeterminación de los kelpers como dijo Massa que había afirmado en el pasado y explicó que su admiración por Thatcher se limita a su modelo económico y su pelea contra el comunismo junto a Ronald Reagan, para luego compararla con la admiración que siente por Mbappé. Fue una muestra de la encerrona que sufrió Milei, que para elogiar a una enemiga de generaciones enteras de argentinos la comparó con un villano para las generaciones subsiguientes. «Thatcher es mi enemiga y es enemiga de la Argentina», zanjó Massa.
Pero la parte en la que logró desestabilizar con mayor impacto a Milei, ocurrió cuando Massa reveló que el Banco Central rechazó mantener a Javier Milei como parte de su staff cuando el economista iniciaba su carrera, insinuando que no pasó el exámen psicotécnico. «Yo te propuse que nos hagamos los dos el psicotécnico y vos nos quisiste», le dijo. Esa chicanca y otras menciones a la necesidad de un presidente con «carácter», fueron parte de la campaña Conan que lanzó en la última semana y que le sugerían sus colaboradores.
Además, Massa volvió a meter el dedo en la llaga cuando mencionó al Papa Francisco, que había sido atacado por Milei en la campaña. El libertario debió decir que le pediría disculpas otra vez y que lo invitaría al Sumo Pontífice a la Argentina a una «visita de Estado».
«Los que te abandonaron en el salón hoy, te llevaron al discurso de la chicana barata», dijo el ministro en relación a la ausencia de dirigentes del PRO. En el macrismo creen que Milei fue poco preparado y se conformaron con que «no dio miedo», como dijo la asesora en discursos de Macri, Mora Jozami. Una muestra de las bajas expectativas que tenían.
Una evidencia de esa falta de preparación se vio en el bloque de seguridad, cuando Milei dioj que «este desastre ya había ocurrido en Nueva York en los 70 y fue resuelto por Rudolph Giuliani». «El libro que cuenta lo que hice en Tigre está prologado por Giuliani», le retrucó Massa, que cultiva una relación de décadas con el ex alcalde neoyorquino y ex funcionario de Donald Trump.
En la segunda parte del debate, Milei no se sacó como en los primeros bloques, pero no logró asestar ningún golpe de efecto contra Massa, que se mostró más propositivo en el segundo tramo.
Las únicas estocadas que pudo clavar Milei fueron gags de tono humorístico, como cuando comparó a Massa con Pinocho. También recibió el beneplácito de su público cuando le recordó que cursó en la Universidad de Belgrano, mientras su rival estaba defendiendo la universidad pública.
Milei intentó varias veces colar el mote de «ventajita» que Macri le supo adosar a Massa, y el tigrense lo chicaneó en más de una oportunidad con su supuesta sumisión al ex presidente. «Esto no es entre Macri y Cristina, Javier, esto es entre vos y yo», dijo para intentar desactivar la estrategia de polarización entre «el cambio» y el kirchnerismo que Milei aplica desde que cerró el acuerdo con el fundador del PRO.
«Hubo muchos golpes, Javier bancó parado», dijeron en el entorno del libertario y aseguraron que se vio a un «Javier calmo explicando su visión frente a un mentiroso». En el massismo, por el contrario, se mostraron eufóricos con el desempeño del ministro. «Nació para un día como este», dijeron.
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