Tras sus actuaciones en Europa, el cantante compartió una profunda reflexión sobre la situación en la Argentina. «España es lo que la Argentina podría ser», opinó.
El cantautor Alejandro Lerner sorprendió este martes con una dura carta en la que cuestiona la gestión política en Argentina y los altos niveles de pobreza. Se trata de un escrito que el artista compartió en su cuenta de Instagram y que, posteriormente, se la envió al periodista Eduardo Feinmann, quien la leyó en vivo en su programa radial.
“Alejandro Lerner me mando una carta y la quiero compartir con ustedes”, contó Feinmann en Alguien tiene que decirlo (Radio Mitre). Acto seguido, se procedió a leer el escrito con autorización del cantante, que no dudó en hablar de la realidad argentina, atravesada por la pobreza y carencias que pasan parte de los argentinos.
“Hace rato que algo en mí me viene haciendo ruido, sobre todo después del viaje por España y por Israel. Transitar por un país que vive en guerra, esperando los misiles, tiene un costo y eso se siente. El enemigo es real y es un país chiquito con un alma enorme. Conviven con un estado de alerta y de supervivencia, que los obliga a tener sus prioridades en orden y al acecho”, introdujo el artista, luego de una larga gira por los territorios mencionados.
En esa línea, indicó: “España es lo que la Argentina podría ser, un país hermoso con un idioma cercano- lo cual es un alivio siempre-, la comida, las calles, la arquitectura, todo es familiar. Pero la gran diferencia que yo he sentido es que se puede vivir en un clima de tranquila normalidad y convivencia”.
Y señaló que sintió que en el territorio europeo no hay olor a miedo en las calles porque no se siente que alguien te va a “matar o agredir para robar”, trazando un paralelismo con el suelo nacional.
“Viajé en el tren bala, una promesa con la que nos han venido chicaneando por décadas. Allí es una realidad constante e incorporada. La gente trabaja y el progreso es un destino cierto. Escribo porque no puedo dejar de hacerlo”, afirmó con tono de indignación y se refirió a la palabra progreso, la cual describió como “extinguida en los discursos de los que tienen y desaprovechan el poder y la responsabilidad. Y los que quieren llegar y tienen el colmillo hambriento por seguir pegándole otra mordida a la torta que a todos nos pertenece”.
Asimismo, volvió a trazar una diferencia entre los llamados países del primer y tercer mundo, aseverando que los distancia la conciencia, ya que en el primero de ellos se tiene este concepto al tener firme la idea de que a través del trabajo se consiguen los logros y el crecimiento. “Hacer las cosas bien es mucho mejor que hacerlas mal. Que mentir, robar y hacer daño se paga. Que la justicia no son solo las personas: son las leyes y entre todos hemos acordado cumplirlas y defenderlas”, detalló.
“¿Cuándo fue la última vez que alguien dijo progreso? ¿Cómo llegamos a esto? ¿Cuándo fue que nos acostumbramos a que todos roban, todos mienten, y todos salen ilesos? ¿Cuándo fue que el porcentaje de pobreza nos duele menos que el porcentaje de humedad?”, se preguntó a continuación. “Lo grave es saber que nuestro querido país no es pobre, es un país empobrecido. Y nuestra pobreza es moral no es económica. Nuestra riqueza es incalculable, como nuestra ignorancia”, reflexionó el autor de “Volver a empezar”.
“Soy ateo de la política, porque creo fervientemente en Dios, y no veo a ningún político hablando de Dios ni siquiera mostrando algún tipo de vergüenza por sus acciones ante la mirada de algo mayor a nosotros mismos”, enfatizó. “Es triste darse cuenta que esta realidad a la que nos hemos sometido a vivir podría ser muchísimo mejor que la que hemos aceptado mansamente a acatar. Hay muchos de nosotros que prefieren mirar hacia otro lado, mientras tengamos comida abrigo y algunas comodidades”, señaló, antes de referirse directamente a algunas problemáticas argentinas.
“Los niveles de inseguridad, crimen, desorden, desidia son más que alarmantes, son patológicos, porque no creemos que se puedan cambiar. La inflación no es como la fiebre que un día tomaste frío y te enfermaste. La inflación es una decisión. Y todos los días y desde siempre hay gente que toma la decisión de que vivamos en esta incertidumbre”, señaló, y dio los motivos: “Egoísmo, ambición, miedo ausencia de amor y de sensibilidad y la enfermedad que el poder genera. ¿Cómo alguien puede entender la pobreza si tiene autos, choferes, sueldos insultantes y un nivel de comodidad y de protección que solo la opinión publica y luego la justica podrían desnudar?”, se preguntó el artista.
“Yo quiero que mi país cambie. Yo quiero que mi país crezca. Yo quiero no pensar en inseguridad, muertes, miedo como algo normal; no es normal que mueran colectiveros, que ataquen mujeres mayores o embarazadas, y nosotros lo estamos normalizando”, continuó. Y se refirió al futuro, que a pesar de este diagnóstico, no imagina lejos de la Argentina.
“Yo tengo hijos, no quiero huir. Sí, voy a viajar y aprender y seguir empujando por extender mis horizontes personales y profesionales”, expresó. “Hay demasiado dolor y frustración acumulada y no es justo, nuestros abuelos habiendo venido del horror más profundo construyeron un país maravilloso”. Y entre el pasado, el presente y el futuro, cerró la reflexión.
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