Mientras sigue la fuga de dólares, la misión del Fondo no se anima a señalar el problema

El viernes se fue la misión de control del FMI, que hizo trascender frases sin compromiso. En tanto, el balance de pagos muestra un agujero difícil de cubrir.

El dólar se ha convertido en un quebradero de cabezas para el gobierno de Javier Milei. Cuando la administración ultraderechista creyó que lo había domado, sus corcoveos terminaron por derribar al jinete y eso está provocando escozor entre quienes estimulan con sus apuestas al jamelgo ahora indomable.

Los últimos datos del Banco Central, correspondientes a mayo pasado, muestran un deterioro de las cuentas externas nacionales. Llamaron la atención las magnitudes en juego: la compra de dólares por parte del sector privado no financiero (el título con el que el BCRA engloba las operaciones con divisas de empresas y personas) fue de U$S 3226 millones. Mucho de ese dinero se va del país, alimentando la fuga; otra parte queda en el país, pero a tiro de la puerta de la fuga de capitales.

El otro número llamativo fue el del déficit generado por los servicios que los argentinos (empresas y personas) adquieren en el exterior, que ascendió a U$S 939 millones, casi un 50% más que un año atrás.

El gobierno minimizó estos números, aunque por la catarata de declaraciones se podría conjeturar que en la cúspide del poder hay más preocupación que tranquilidad. Milei, su ministro de Economía, Luis Caputo; el vice, José Luis Daza; y el titular del Banco Central, Santiago Bausili, aprovecharon cuanto evento y micrófono se puso a tiro, además de las redes sociales, para explicar que el déficit de las cuentas externas “es saludable”, en palabras de Caputo.

El ministro asegura que ese déficit se produce porque la economía está en una fase crecimiento, que calcula en el 6% para todo este año, y que ello deriva en más importaciones de bienes de capital. Agrega que los viajes de los argentinos al exterior muestran que los salarios se están recuperando.

Algunos economistas acompañan esta mirada. Por caso, Juan Carlos de Pablo y Agustín Monteverde son de la idea de que los viajes o compras en el exterior realizados por los argentinos “no comprometen las reservas del Banco Central porque se pagan con dólares propios”. Sin embargo, el informe sobre el balance cambiario del BCRA dice que el 30% de ese gasto en mayo último se hizo con sus reservas.

Del otro lado, cada vez son más los analistas que miran estos números con preocupación. Ayer, fue la expresidenta Cristina Fernández quien remarcó en un posteo en la red social X, dedicado al presidente Milei, que “los dólares se van y las inversiones no llegan”. Desde su prisión domiciliaria, observó que el nivel de compras de dólares del sector privado no financiero fue “récord desde el 2003 y superior al promedio mensual del 2018 y 2019, cuando la deuda que había tomado tu ministro Toto Caputo, en versión macrista, le explotó al gobierno de la derecha mafiosa”.

Remarcó, además, la salida de dólares de la Argentina por el pago de servicios y de intereses y capital de la deuda pública, mientras que los ingresos de divisas son menores por la baja inversión extranjera directa a pesar de la presencia del Régimen de Incentivo para las Grandes Inversiones (RIGI).

Entre los analistas con miradas opuestas al entusiasmo oficial hay inquietud. Según Eduardo Fracchia, profesor de Economía en IAE Business School, de la Universidad Austral, el gasto de la cuenta de servicios derivará en una cuenta corriente negativa en torno alos U$S 15.000 millones. «Esta dinámica vuelve a poner al tipo de cambio en cuestión», señala. Agrega que el Fondo Monetario «considera que el nivel del dólar está retrasado un 25% aproximadamente». Así, indica que «es de destacar que el deterioro de la cuenta corriente puede originar crisis cambiarias aun con superávit fiscal».

En ese sentido, subraya que las «experiencias de Chile a inicios de los 80 o el sudeste asiático en 1997 constituyen ejemplos de este tipo de crisis».

Martín Polo, economista Jefe del Grupo Cohen, observó: “Mayo se llevó al colchón U$S 3200 millones. En un mes y medio, más de U$S 5000 millones”.

En un momento en el que l gobierno insiste con la muletilla «tus dólares, tu decisión», para lograr que el público saque sus dólares del colchón, el comportamiento de las personas es exactamente el contrario.

Saludos del FMI

Mientras la misión del Fondo Monetario se encontraba en Buenos Aires, el ministro Caputo hizo conocer que su cartera adquirió U$S 200 millones con los pesos del superávit fiscal guardados en el Banco Central. Esta es una de las alternativas que impulsa el Palacio de Hacienda para incrementar las reservas del BCRA sin que la autoridad monetaria intervenga en el mercado.

Pero esta compra es insignificante al lado de la emisión de deuda en moneda extranjera a tasas elevadas, que es la base del esquema de Caputo para sumar reservas en el BCRA. Así sumó U$S 2500 millones.

De cualquier manera, la misión del FMI se guardó sus comentarios críticos y en un texto informal difundido el viernes aseguraron que “La misión técnica del FMI encabezada por Bikas Joshi concluyó su visita a Buenos Aires como parte de la primera revisión del acuerdo bajo el EFF”, siglas para identificar el actual programa de facilidades extendidas vigente con el gobierno de Milei. La misión agregó: “Las conversaciones con las autoridades argentinas continúan siendo constructivas. En el marco de dicha revisión, continuaremos trabajando en los próximos días y brindaremos más información sobre los próximos pasos a su debido tiempo”.

Más allá de las palabras de compromiso, se sabe que si el FMI quiere sostener la relación con el gobierno argentino -su principal deudor- deberá perdonarle la falta de reservas en el Banco Central, tal como se había programado en el acuerdo firmado en abril.

No obstante la falta, Caputo insistió con que acumular reservas ya no es importante, contradiciendo abiertamente lo que firmó con el FMI.

Para Claudio Loser, ex directivo del FMI, el perdón del FMI a la falta del gobierno llegará, aunque ello implique un retraso en el desembolso de los fondos que el Fondo le entrega a la Argentina a cambio del cumplimiento de las metas.

Mientras, los inversores se suben a la ola de dolarización: los contratos a futuro de junio a agosto subieron 1,4%, y aquellos con vencimiento desde septiembre aumentaron 2,5%. La devaluación implícita para el trimestre septiembre-noviembre llega al 10,5%, muy por encima de las necesidades del gobierno.

La patronal agraria reclama

El gobierno resolvió no extender la baja temporal de las retenciones de soja y maíz y las mantuvo para el trigo y la cebada, en una movida que intentó dividir a los productores agrícolas y a la Mesa de Enlace.
Sin embargo, la movida podría provocar más problemas que beneficios. Los comunicados de diversas seccionales de la Sociedad Rural así lo dieron a entender. Lo mismo que Coninagro, que integra la Mesa de Enlace.
“Entendemos que la finalización de la rebaja en los DEX (Derechos de Exportación) genera suma preocupación y desigualdad en todo el campo, teniendo presente que la medida fue tomada en el medio de procesos productivos y que muchos de ellos se encuentran inconclusos al 30 de junio próximo”, dijo Coninagro.
Según pudo recabar este diario, existe una nueva fecha, que será un parteaguas de la relación del gobierno con la patronal rural: si en enero de 2026 no hay cambios, aseguran que la rebelión ruralista será una realidad.