La Argentina de Milei, contra una resolución de la ONU en favor de Palestina. Operativo de la OTAN por los drones caídos en territorio polaco al tiempo que del otro lado de la frontera Rusia y Bielorrusia inician ejercicios militares. Netanyahu desafía otra vez la ley internacional.
Mientras Occidente se encamina alegremente a profundizar el baño de sangre en el Este de Europa y ensaya piruetas para disimular el genocidio en Gaza, en otra vergonzante expresión de servilismo, Argentina se sumó a Paraguay y los gobiernos ultraderechistas de Israel, Estados Unidos y Hungría contra una resolución de la Asamblea General de la ONU de respaldo a la solución de Dos Estados que aprobaron 142 naciones el viernes. La votación del representante argentino coincidió, por cierto, con los de Micronesia, Nauru, Palaos, Papúa Nueva Guinea y Tonga, en esa particular interpretación de los vínculos con el mundo que entiende el presidente Javier Milei. La “Declaración de Nueva York” había sido presentada por Francia y Arabia Saudita y aparece en un momento dramático por la brutal ofensiva israelí en Medio Oriente que ya causó más de 64.000 muertos y cuando en Europa crecen las tensiones luego de la incursión de una veintena de drones presumiblemente rusos en territorio de Polonia.
A la hambruna en Gaza y la matanza indiscriminada de civiles en la Franja se agregaron estos días un ataque en Doha contra miembros del grupo de resistencia islámico Hamas que estaban analizando el acuerdo de cese el fuego propuesto por la administración Donald Trump, y la detención de cerca de dos millares de palestinos en la localidad de Tulkarem. El primer ministro Benjamin Netanyahu, que ordenó esta semana la evacuación total de la ciudad de Gaza, firmó el jueves un plan para la construcción de unas 3000 viviendas en abierto desafío a las leyes internacionales y desde Maale Adumim dijo claramente cuál es el objetivo: “Dijimos que no habría un Estado palestino y, de hecho, no lo habrá. Este lugar nos pertenece”. Por las dudas, mostró la inauguración de un paseo bautizado Donald Trump, en honor “al mejor amigo que Israel tuvo nunca en la Casa Blanca”.
El presidente estadounidense, en tanto, se hamaca entre los acuerdos no explicitados que alcanzó en Alaska con Vladimir Putin y el belicismo desenfrenado de los europeos, que aprovecharon el incidente de los drones para amenazar con todo tipo de represalias contra Rusia, que podrían incluir más paquetes de sanciones económicas. En el discurso del Estado de la Unión que dio el martes en Estrasburgo la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen detalló una serie de medidas para avanzar contra Rusia que podrían incluir la apropiación de activos incautados desde el 22 de febrero de 2022 para la compra de armamento destinado a Ucrania.
Curiosamente, el mensaje de Von der Leyen fue en inglés, cuando ninguno de los países de la UE habla esa lengua. El Reino Unido se fue de la Unión definitivamente en enero de 2020, tras el referéndum del año anterior, aunque sí es miembro de la OTAN, la organización militar atlántica. Como sea, los líderes europeos -Keir Starmer, Emmanuel Macron y Friedrich Merz a la cabeza- pusieron el grito en el cielo cuando Varsovia se quejó por la caída de los drones. Sonó a una excusa formidable para ir con más castigos contra Moscú. Pero Trump les puso un freno en un carta que difundió en su red Truth: “Estoy dispuesto a imponer importantes sanciones a Rusia cuando todas las naciones de la OTAN hayan acordado y comenzado a hacer lo mismo, y cuando todas las naciones de la OTAN dejen de comprar petróleo a Rusia”. Luego agregó que si se aplicara entre un 50 y un 100% de aranceles a los productos chinos la guerra terminaría rápidamente. “China tiene un fuerte control, e incluso dominio, sobre Rusia, y estos potentes aranceles romperán ese dominio”.
Los jefes de Estado tampoco tienen tanto para poner sobre la mesa. Macron, que enfrenta una crisis política por el rechazo a los siderales ajustes que pretendía imponer el renunciante primer ministro François Bayrou -que no superó el voto de censura parlamentario este lunes- no tiene grandes esperanzas de que la Asamblea le apruebe la designación de Sébastien Lecornu. Las bravuconadas en política exterior le permiten seguir en el candelero, pero esa es una estrategia de corto alcance.
Starmer, por otro lado, tenía este sábado las calles londinenses virtualmente copadas por una masiva manifestación ultraderechista convocada por Tommy Robinson, un activista xenófobo que viene creciendo en la consideración popular en base a un discurso antiislámico y contra la inmigración. En la marcha de ayer, que tenía el lema “Unite the Kingdom” («Unir al Reino», un juego de palabras con el nombre de la nación) se movilizaron unas 110.000 personas, según la Policía Metropolitana. La señal del impacto de esta tendencia la da el corrimiento perceptible del laborista Starmer a posiciones antiinmigración.
A todo esto, este mismo viernes el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, anunció la operación «Centinela Oriental» para responder a “las continuas violaciones del espacio aéreo” como el vuelo de “numerosos drones rusos” sobre Polonia del 10 de septiembre. Este mismo día se iniciaron ejercicios militares entre Rusia y Bielorrusia en la frontera polaca denominadas Zapad 2025. Todo tranqui por esos lados. «
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