Lo técnico y lo simbólico se entrelazan en Lagomarsino, la obra de la Plaza Solares del Norte no es solo infraestructura; es una promesa concreta en el marco de un discurso que remarca el encuentro, el arraigo y la identidad barrial.
Por Jesús Marcelo Delise [email protected]
Que Soledad Peralta inaugure su candidatura allí sugiere una elección estratégica, mostrar que el futuro empieza en la plaza, en el gesto cotidiano, y no en el espectáculo del conflicto.
La plaza como escenario de política sensible
El lugar no es menor, una plaza intervenida habla de comunidad, infancia, ocio, pero también de un Estado presente.
Se puede leer como una respuesta al modelo libertario que privilegia el individuo sobre el lazo, lo privado sobre lo público, aquí, lo que se comunica es lo contrario, «la política debe ser infraestructura emocional tanto como material».
Peralta como figura de gestión con cercanía
El tono elegido no confrontativo, centrado en el bienestar vecinal posiciona a Peralta como candidata que encarna una lógica de cuidado, no de disputa, se contrasta con el estilo belicoso de otros espacios, y refuerza la idea de que el municipio puede ser articulador de comunidad.
Federico Achával, refuerza su armado con una lista encabezada por una figura que no solo representa alineamiento, sino arraigo, en tiempos de fragmentación y boletas cortas que denuncian desconexión, esta fórmula se lee como apuesta por un proyecto con identidad barrial y continuidad territorial.
La candidata no está en un escenario. No está dando discursos altisonantes ni rodeada de flashes, está caminando por una plaza, saludando a vecinos, señalando bancos recién instalados, y en ese gesto, sencillo pero revelador, está diciendo más sobre su visión de la política que muchos manifiestos.
La recuperación de la Plaza Solares del Norte en Luis Lagomarsino no es solo pavimento, luminarias o juegos nuevos, es la reconstrucción de un espacio donde la comunidad puede reunirse, Peralta, al recorrerla como candidata, elige decir que el futuro empieza en el barrio, que la gestión no es hoja de cálculo, sino afecto materializado.
Acompañada por Santiago Laurent y Juan Manuel Morales, la candidata reafirma que el municipio está presente no en el discurso, sino en la obra, es una acción que confronta el modelo tecnocrático o ultraliberal que reduce la política a números, dejando a las personas en la periferia, aquí, la política se hace cerca, no desde arriba.
Lo cierto es que Peralta no grita, no polemiza, habla del encuentro, del compartir, en tiempos en que muchos candidatos cultivan el enfrentamiento como estrategia, ella propone el espacio público como alternativa, un lugar para tejer vínculos, para construir sentido colectivo, es una forma de oponerse al ruido con obra, al desprecio con comunidad,
«Donde hay una plaza, hay un país que resiste el olvido. Y donde hay gestión que escucha, hay política que no abandona.»
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