Blanqueo: los más poderoso siempre hace y obtiene lo que quieren.

El gobierno argentino ha lanzado un nuevo esquema de blanqueo de dólares con el objetivo de incentivar la bancarización de divisas no declaradas y flexibilizar las normas cambiarias. La medida permite el depósito de dólares en bancos sin necesidad de justificar su origen, simplemente con una declaración jurada. Además, se han reducido los controles sobre transferencias y compras en dólares, eliminando barreras que históricamente dificultaban la formalización del ahorro en moneda extranjera.

Por Jesús Marcelo Delise [email protected]

Este tipo de blanqueo ha generado controversia, ya que algunos lo ven como una estrategia desesperada para captar liquidez en un contexto de caída de reservas y falta de inversión extranjera.

La flexibilización de controles y la eliminación de reportes automáticos para operaciones menores a USD 100.000 han sido interpretadas por algunos sectores como una forma de legalizar dinero de dudoso origen.

Tus dólares, tu decisión: el gobierno anunció la reducción de controles a consumos, ahorros y gastosEl gobierno argumenta que estas medidas buscan capitalizar la economía y fomentar el crecimiento, permitiendo que los ciudadanos usen sus ahorros sin restricciones. Sin embargo, da la sensación que este tipo de blanqueo puede abrir la puerta a prácticas poco transparentes para generar desigualdades en el acceso a beneficios financieros.

Hay contradicción en el discurso oficial que ha generado un fuerte debate en distintos sectores. Por un lado, el presidente Javier Milei ha elogiado abiertamente a los evasores fiscales, clasificándolos como personas que lograron «zafar» del sistema y cuestionando el concepto mismo de contribuyente.

Este tipo de declaraciones han generado malestar entre empresarios y economistas, quienes consideran que no es el mensaje adecuado para un país que busca institucionalidad y estabilidad económica.

Por otro lado, el ministro de Economía, Luis Caputo, ha reaccionado con incomodidad ante las acusaciones de que mantiene fondos en paraísos fiscales, lo que ha alimentado la percepción de que el gobierno tiene una postura ambigua respecto a la transparencia financiera. Mientras se impulsa un blanqueo de capitales sin controles estrictos sobre el origen del dinero mientras se refuerza la idea de que el sistema, favorece a quienes han operado fuera de la legalidad, en lugar de premiar a quienes han cumplido con sus obligaciones fiscales.

Este panorama deja muchas preguntas abiertas sobre la coherencia del mensaje gubernamental y el impacto que tendrá en la confianza pública. Las medidas de blanqueo de dólares sin controles estrictos, pueden tener un impacto significativo en la percepción social y en la confianza en las instituciones.

La falta de controles sobre el origen del dinero puede generar la sensación de que quienes evadieron impuestos o participaron en actividades ilícitas, son beneficiados, mientras que quienes cumplieron con sus obligaciones fiscales, no reciben incentivos.

Por el otro, al eliminar restricciones sobre el origen de los fondos, se corre el riesgo de que el sistema financiero se perciba como permisivo con el lavado de dinero, lo que podría afectar la reputación del país en el ámbito internacional.  Si bien el gobierno busca atraer dólares al sistema, la falta de regulación podría generar incertidumbre sobre la sostenibilidad de la medida a largo plazo.

La medida es sin lugar a duda una estrategia pragmática para captar liquidez y en mi opinión personal, operan fuera de la legalidad. ¿Esto puede profundizar divisiones en la sociedad y afectar la percepción del gobierno? Seguramente y más pero la pregunta es si se puede implementar garantías que se ofrezcan un marco de seguridad para evitar abusos.

En un país donde hay quienes corren con el caballo del comisario mientras que otros solo pueden ver desde lo lejos pasar el desfile, uno simplemente sabrá que las consecuencias no serán favorables para las clases bajas que hoy solo se preguntan, qué van a cocinar o como consiguen el dinero para pagar la luz.

Está muy claro que la flexibilización extrema de controles sobre el origen de los dólares va a erosionar la confianza en las instituciones estatales. Si el gobierno permite el ingreso de dinero sin verificar su procedencia, se generará la percepción de que las normas son arbitrarias y que quienes operan fuera de la legalidad tienen ventajas sobre quienes cumplen con sus obligaciones fiscales.

La falta de controles estrictos, abre la puerta a la legalización de fondos provenientes de actividades ilícitas, como el narcotráfico o la corrupción y esto, con mucha claridad afectara la reputación del país en el ámbito internacional y generara sanciones o restricciones por parte de organismos financieros globales.

Por otro lado, quienes evadieron impuestos, son beneficiados con un blanqueo sin consecuencias, la mirada desde el otro lado de la sala, es un mensaje contradictorio a los ciudadanos que han cumplido con sus obligaciones fiscales.

Esto sin lugar a duda, será un generador de resentimiento y en conclusión, corremos el riesgo de desincentivar el pago de impuestos en el futuro, debilitando la recaudación estatal y sometiendo a la economía a un camino de caída libre o peor aún, si nuestra economía se comienza a sostener con el ingreso de divisas proveniente de los peores sectores de corrupción del mundo.

Es lo que a mi respecta, espera que la medida impulse el consumo y la inversión es solo una fantasía. Permitir que los dólares ingresen al circuito formal solo tendrán como resultado, que los poderosos se hagan cada vez más poderosos, mientras que las clases más desprotegidas, seguirán vi  endo como se  les reduce cada vez más su calidad de vida.

Por último, la falta de regulación podría generar incertidumbre sobre la sostenibilidad de la medida a largo plazo. Además, si los dólares ingresan al sistema sin restricciones, podrían afectar la cotización del dólar y generar volatilidad en el mercado cambiario. Peor aún, la ausencia de un marco legal claro para proteger a quienes ingresen sus dólares al sistema puede generar incertidumbre. Si en el futuro se revierte la medida o se imponen sanciones retroactivas, quienes participaron del blanqueo, podrían incluso enfrentar problemas legales.

En definitiva, el éxito o fracaso de esta política dependerá de cómo se implemente y de las garantías que se ofrezcan para evitar abusos y si de abusos hablamos, bueno, ya tenemos mucha experiencia para entender que el más poderoso, siempre hace y obtiene lo que quiere.

Jesus Marcelo Delise