El presidente Javier Milei, autoproclamado «anarcocapitalista», sostiene que el mercado debe ser el regulador de la mayoría de los aspectos de la sociedad, una postura que lo ha llevado a cuestionar duramente conceptos como la justicia social.
Por Jesús Marcelo Delise [email protected]
En varias ocasiones, criticó ferozmente el pensamiento del Papa Francisco, calificandolo como una «aberración» acusándolo de promover el comunismo, contradiciendo, según él, las Sagradas Escrituras.
Sus declaraciones han sido particularmente incendiarias.
En una entrevista con Viviana Canosa, llegó a calificar al Papa como «el representante del maligno en la Tierra».
En otras intervenciones, lo llamó «imbécil» e incluso «asesino comunista», términos que evidenciaban su desprecio por las posturas del pontífice.
Para Milei, cualquier planteo sobre justicia social es sinónimo de ideología de izquierda, y en su visión binaria del mundo, el Papa no escapaba a esa categorización.
Sin embargo, el pragmatismo político demostró que sus convicciones podían ser moldeables.
A principios de 2024, tras asumir la presidencia de Argentina, fue recibido con honores en el Vaticano, en una cálida reunión con Francisco.
La escena contrastaba con sus declaraciones previas, dejando en evidencia su capacidad para desdecirse sin el menor titubeo, adaptándose a las circunstancias sin comprometerse con su discurso inicial.
Como dijo alguna vez Groucho Marx: «Estas son mis convicciones, pero si no le gustan, tengo otras.» Un lema que bien podría aplicarse al líder libertario.
El episodio también tuvo repercusiones dentro del círculo cercano del mandatario.
Nicolás Márquez, biógrafo de Milei, generó controversia tras la muerte de Francisco, al publicar un mensaje en su cuenta de X con un tono despectivo sobre el cónclave que deberá elegir al próximo Papa.
En medio de los homenajes, escribió: «Cagamos», y añadió que los cardenales en la Santa Sede eran «amigos amanerados y comunistas» de Bergoglio, sugiriendo que la Iglesia seguiría «el camino de la auto demolición».
El nivel de agresividad en las declaraciones del entorno de Milei revela una línea ideológica que, lejos de mostrar respeto por el fallecimiento del líder espiritual de millones de personas, prefiere sostener una postura combativa.
La relación del presidente con el Papa ha pasado por distintas fases, pero su capacidad de adaptación al contexto político, ha demostrado que sus principios no son inamovibles, sino funcionales a sus circunstancias.
La relación entre el Papa Francisco y Javier Milei, ha sido un reflejo de las tensiones ideológicas y culturales que atraviesan no solo a Argentina, sino al mundo contemporáneo.
Más allá de la muerte del Sumo Pontífice, esta relación plantea preguntas profundas sobre el papel de la religión, la política y los valores en la sociedad actual.
Milei, con su postura anarcocapitalista, ha rechazado abiertamente conceptos fundamentales del cristianismo católico sobre todo en lo que respecta a la justicia social, calificandola como ya lo dijimos siempre que tuvimos oportunidad, de «aberración» vinculándola al comunismo.
Por otro lado, su aparente inclinación hacia un judaísmo sectario, podría interpretarse como una búsqueda de identidad espiritual o ideológica que se alinea más con su visión individualista y de mercado.
Esto no solo lo distancia de los valores católicos tradicionales, sino que también lo coloca en una posición de confrontación con una Argentina profundamente arraigada en el catolicismo.
En estos tiempos, la relación entre Milei y el legado del Papa Francisco, podría verse como un microcosmos de un debate más amplio: ¿cómo reconciliar las visiones de un mundo basado en la solidaridad y la justicia social con las ideologías que priorizan el mercado y el individualismo?
La muerte de Francisco no sólo marca el fin de una era espiritual, sino que también deja un vacío en el diálogo sobre estos temas.
El desafío para Milei, y para la sociedad argentina, será encontrar un equilibrio entre estas posturas aparentemente irreconciliables.
¿Podrá el presidente con su pragmatismo político, tender puentes hacia una visión más inclusiva?, si yo tuviese que dar la respuesta final, creo que ya cada uno de ustedes sabría como terminar la oración.
Por lo pronto, yo creo que tendremos muchas oportunidades de seguir profundizando las divisiones ideológicas que permitirán el nacimiento de redacciones como esta, o de mayor impacto desarrollada por especialistas en la metería. El tiempo lo dirá.
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