Tenía hematomas internos por ahorcamiento, un corte en la parte posterior del cuello y signos de defensa en las manos y brazos”. Sólo faltó su teléfono.
Si bien en un primer momento los investigadores creyeron que se había tratado de una muerte natural, ya que el hombre padecía problemas cardíacos, el resultado de la autopsia que recibió la Justicia al día siguiente determinó que el jubilado había sido asesinado.
Según los investigadores, personal de la Comisaría 2ª de Pilar arribó al lugar luego de un llamado por parte de la guardia del barrio, que alertaba sobre una persona fallecida en una casa.
Los pesquisas determinaron que el viernes cerca de las 17, llegó al barrio un profesor de piano con quien Wolfenson Band tomaba habitualmente clases, pero el jubilado no respondió a los llamados.
Ante esa situación, el personal de seguridad se comunicó con la esposa del jubilado para alertarla por la ausencia, por lo que la mujer autorizó a los custodios del lugar para que ingresen junto al profesor de piano y a un vecino de confianza, quienes encontraron muerto al hombre.
La mujer se encontraba en ese momento en la casa de una de sus hijas en el barrio porteño de Villa Devoto, y llegó cerca de las 18, cuando ya los médicos de una empresa de emergencias privada habían determinado la muerte de su marido.
Un médico forense que revisó el cadáver estableció, en base a los datos aportados por la esposa de Wolfenson Band acerca de que su marido tenía problemas cardíacos, que la muerte se había producido por un infarto de miocardio porque padecía arritmias.
Sin embargo y a pesar de la información aportada, el fiscal Andrés Quintana, quien el viernes subrogaba la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 3 de Pilar, ordenó el traslado del cadáver para la realización de una autopsia y el resultado preliminar que recibió el sábado por la mañana provocó un vuelco en la investigación, ya que determinó que el hombre había sido asesinado por ahorcamiento.
Los pesquisas realizaron un relevamiento en toda la vivienda y establecieron que no había signos de violencia en ninguno de los accesos a la casa y que todos los ambientes se hallaban en orden y con todos los objetos de valor en su lugar.
“El único faltante que se pudo establecer fue el teléfono celular del hombre fallecido. En la casa había una caja de seguridad que tenía en su interior el dinero intacto”, explicó el investigador, quien agregó que el fiscal Germán Camafreita, titular de la UFI 3, regresó el mismo sábado y se hizo cargo de la pesquisa.
De hecho, el fiscal Camafreita ordenó ahora un relevamiento de cámaras de seguridad de las casas vecinas y de la guardia, como así también un análisis de los ingresos y egresos del barrio para intentar identificar al homicida.
También se comenzó a trabajar sobre las comunicaciones que pudo haber realizado el hombre antes de ser asesinado y se pidieron informes a las empresas de telefonía.
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