El presidente electo visitará la tumba de Menachem Mendel Schneerson, el líder del movimiento jasídico Jabad Lubavitch.
El viaje de Javier Milei a Estados Unidos tiene una primera parada que combina espiritualidad y política. El libertario visitará la tumba de Menachem Mendel Schneerson, el líder del movimiento jasídico Jabad Lubavitch, fallecido en 1994.
La Lubavitch es una de las ramas del jasidismo, un movimiento pietista surgido en Europa del Este en los siglos XVIII y XIX, un movimiento transnacional ortodoxa pero al mismo tiempo bastante flexible en el manejo de las relaciones. Tienen un rol muy fuerte en términos geopolíticos y con un rabino, como Tzvi Grunblatt, con gran peso internacional.
La finalidad de Jabad-Lubavitch es la de llevar a los judíos a una práctica y estudio activo de su propia fe. «El objetivo inmediato que se persigue es el de esparcir lo más posible la santidad por toda la tierra, sin caer en el desprecio o subestimación por lo terrenal, ya que se da énfasis al hecho de que en lugar de acceder a la santidad por abandono de lo terrenal se pretende formar una conexión con Dios elevando las cosas materiales», explican.
Tiene un poder muy notorio en las colectividades en Argentina y Estados Unidos pero no existe en Israel, lo cual es paradójico. En este contexto, y ante un Milei alienado con el judaísmo, existen dos visiones. Nueva York fue la usina de masificación de sus ideas, luego que Schneerson escapara de la Alemania nazi.
Una que mira de forma positiva contar con una alianza con el libertario puede servir al juego geopolítico y otra, tal vez más profesional, que es más cautelosa que mira con desconfianza al personaje y temen un acercamiento muy estrecho puede ser contraproducente.
Milei logró acercarse a empresarios importantes como Eduardo Elsztain y la familia Sielecki, una misión en la que tuvo el aporte de Grunblatt.
El libertario -que estudia la Torá con el rabino Axel Wahnish y quiere convertirse al judaísmo- visitó en julio pasado en Nueva York la tumba de «el Rebe de Lubavitch», el líder de la dinastía Jabad Lubavitch, destino que repite en esta gira.
Milei se mostró públicamente con Grunblatt el mes pasado, durante la realización del Latam Economic Forum donde el libertario fue el disertante estrella. La fundación Jabab es co-organizadora del evento junto a Darío Epstein, asesor de Milei.
Grunblatt se acercó a Milei y según se supo, fue clave para arrimarlo a empresarios importantes como Elsztain (del que es amigo y referente espiritual) y Daniel Sielecki, socio y familiar de Hugo Sigman.
El sábado por la noche, el presidente electo recibió la bendición del Rabino David Pinto Shlita, quien le expresó su deseo de que el gobierno que comenzará el próximo 10 de diciembre sea exitoso para la Argentina. El encuentro se llevó a cabo en una casa de estudios religiosos situada sobre la calle Viamonte, en el barrio porteño de Balvanera.
El vínculo de Milei con esta organización forma parte de una alianza estratégica que incluye la visita a Israel como uno de los primeros destinos como presidente y el traslado de la embajada de Tel Aviv a Jerusalem como hizo Donald Trump.
Esto, podría entrar en tensión con la propuesta de Macri de sumar como socio económico a Qatar, un país acusado de financiar la organización terrorista Hamas y que no reconoce al Estado de Israel pero hoy juega de mediador en el conflicto en la Franja de Gaza.
Milei explico en el evento en Balvanera que la visita a la tumba del líder religioso «tiene una connotación más espiritual que de otras características. Voy a pasar para dar las gracias por esta misión que me toca llevar a cabo».
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