Con los actos de Massa, Bullrich, Schiaretti y Bregman terminó la campaña de cara a las elecciones generales del próximo domingo. El ministro y candidato de UxP protagonizó un cierre distinto, un encuentro cerrado con trabajadores en Pilar. «Capital y trabajo. Empresas y trabajadores. Esa es la Argentina que tenemos que construir», dijo allí y remarcó la necesidad de «mejorar los salarios». Detalló sus propuestas para las pymes, para la economía popular, para modificar el sistema tributario y construir un país más federal. «El domingo decidimos si elegimos un país que defienda su proyecto de desarrollo con convicción frente al FMI o si vamos de rodillas», advirtió. También se dirigió a las mujeres y los jóvenes.
Melisa Molina
Por Melisa Molina
Después de semanas -y meses- de mucha intensidad, todos los partidos cerraron sus campañas de cara a las elecciones presidenciales del próximo domingo. El miércoles lo había hecho Javier Milei (La Libertad Avanza) y ayer fue el turno de Sergio Massa (Unión por la Patria), Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio), Juan Schiaretti (Hacemos por nuestro País) y Myriam Bregman (FIT-U). El candidato de UxP le puso el broche final a su campaña con un acto junto a obreros en una fábrica de la localidad bonaerense de Pilar: «Quiero pedirles que el domingo, cada mujer, cada hombre de trabajo y cada jubilado que crea en los valores que estuvimos expresando vaya a la urna a buscar nuestra bandera, que es la mejor forma de honrar a nuestra patria«, dijo Massa.
Mientras Bullrich eligió hacer su cierre en el municipio de Lomas de Zamora -para despotricar, una vez más, contra «el kirchnerismo» a partir del episodio que terminó con la renuncia de Martín Insaurralde-, Bregman estuvo en La Plata y Schiaretti, por supuesto, en Córdoba -el monotema de su campaña-. Entre gritos desaforados, imágenes de bombas atómicas y la promesa de «que viene el estallido», el «libertario» Milei ya había cerrado el día antes en el Movistar Arena, en CABA.
En el marco de un escenario de tercios -del que habló por primera vez la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en mayo y que luego quedó demostrado con los resultados de las PASO-, el objetivo del oficialismo es ingresar al balotaje para enfrentar, según prevén las encuestas, a Milei, el candidato más votado en las primarias del 17 de agosto.
Tras los cierres de campaña de UxP en provincia de Buenos Aires en el estadio de Arsenal en Avellaneda -en el que estuvieron Massa y el gobernador Axel Kicillof-, y en la Ciudad de Buenos Aires en el Luna Park -donde los protagonistas fueron Massa y el candidato a jefe de gobierno porteño, Leandro Santoro-, el frente oficialista dio por concluida la campaña a nivel nacional. La decisión del equipo de Massa, que se nuclea en el búnker de la calle Mitre, fue que el último acto, a diferencia de los anteriores, fuera bajo un formato «distinto», «más austero», «más de encuentro de cercanía», y «sin aparato», según sus propias palabras.
El resultado fue un encuentro «lavado» de la clásica liturgia peronista, sin bombos, cánticos, ni banderas partidarias. Simplemente se veía una enorme bandera de Argentina colgada en el fondo de la fábrica y en las tomas oficiales -no ingresó la prensa- las caras de los trabajadores, muchos de ellos que hasta tenían el overol puesto.
Massa, el único orador, llegó a la fábrica cerca de las cinco de la tarde en una camioneta, recorrió las líneas de producción y habló con los trabajadores. Luego grabó el mensaje, que se transmitió pasadas las siete. Estuvieron con él su compañero de fórmula, Agustín Rossi, y también el intendente de Pilar, Federico Achával. En un principio, el comando de campaña había planificado que el encuentro fuera en una fábrica del interior del país, para darle un carácter más federal al cierre, pero esa idea cambió y el encuentro terminó siendo en el parque industrial de Pilar, por idea de Massa.
El ministro ya había realizado encuentros de ese tipo, durante sus visitas a las provincias. En todas recorrió fábricas, habló con sus dueños y también con los trabajadores. En esta ocasión, como en las demás, se sacó selfies con los obreros que le contaban sus problemas, le daban cartas y uno de ellos hasta interrumpió el discurso, en el momento en que el candidato mencionó la importancia de la soberanía de las Malvinas, y le dio una remera que tenía la imagen de las islas impresa.
Un símbolo del país
«Hicimos dos grandes actos esta semana, pero cuando me preguntaron a dónde quería cerrar la campaña a nivel nacional dije que quería una escuela o una fábrica, lugares que son símbolo de lo que quiero para el país desde el 10 de diciembre», arrancó el candidato. Contó que hace tres años estuvo en el mismo lugar «cuando no había nada», y expresó: «Esto, que hoy es un proyecto industrial que exporta a siete países, era el sueño de una familia y de una empresa familiar que apostaba al trabajo argentino y al valor agregado». «Capital y trabajo. Empresas y trabajadores. Esa es la Argentina que tenemos que construir«, dijo.
Luego, Massa se tomó varios minutos para hablar de su historia personal. Contó cómo sus abuelos y padres llegaron a la Argentina como inmigrantes que escapaban de la guerra en Europa y también habló de su infancia en el conurbano bonaerense «cuando podía dar vuelta a la manzana en bicicleta porque había menos problemas de inseguridad». «Soy un hijo de la clase media argentina. De esa clase media que, entre los pymes y los laburantes, mueve todos los días este país», se describió. Relató que a los 6 años ya sabía que quería ser Presidente cuando le preguntaban en la escuela y que a los 11, durante el retorno de la democracia, era un niño que imitaba a los políticos dar sus discursos.
«Siento que este país es increíble. Tiene los alimentos, los minerales, la energía, el talento y la capacidad intelectual de nuestra gente y me enoja mucho cuando escucho a quienes quieren gobernar la Argentina decir que somos un país de mierda», remarcó y dijo que su idea es «promover el trabajo y ayudar a aquellos que están en la economía popular o en el trabajo informal», y resolver los problemas de inseguridad con «el modelo Tigre». También habló de «mejorar salarios y el poder de compra de la gente», y admitió que eso se perdió en los últimos años porque el Estado no tuvo un lugar firme y presente en la puja distributiva».
Propuso modificar el sistema tributario para que sea «más progresivo y más justo», y «establecer un blanqueo». Mencionó la necesidad de construir un país federal sin recorte a las provincias y con más coparticipación, a diferencia de lo que propone la oposición, y les habló a los jóvenes, a quienes les pidió «sentirse parte e integrados mediante un cambio en el sistema educativo«.
La mujer y la soberanía
Massa se dirigió, por otra parte, a las mujeres. Les prometió trabajar para equiparar el salario por igual tarea con los varones e impulsar políticas que sirvan para reconocer las tareas de cuidado que, la mayoría de las veces, caen sobre sus hombros sin ningún tipo de remuneración ni reconocimiento por parte de la sociedad. A las madres, en particular, les advirtió sobre el peligro que puede significar para sus hijos la libre portación de armas que proponen los libertarios y la privatización de la educación pública, una medida que les impediría a las familias más carenciadas mandar a sus hijos a la escuela y la universidad.
El candidato de UxP dijo que sueña «con un país que venda el valor agregado argentino«, adelantó que cuidará a los pequeños y medianos empresarios con políticas puntuales y que defenderá la soberanía de la Argentina frente al FMI. «El domingo decidimos si elegimos un país que defienda su proyecto de desarrollo con convicción frente al Fondo Monetario o si vamos de rodillas», indicó.
«Si mañana muriera y tuviera que volver a nacer -cerró Massa-, después de ver lo que esta gran patria les dio a mis viejos escapando de la guerra, volvería a elegir a la Argentina una y cien veces». «¡Viva la patria!«, gritó entre los aplausos de los trabajadores y repitió el estribillo del cantito que fue furor los días previos en el Luna Park y en Sarandí: «¡El domingo cueste lo que cueste!», dijo, y los trabajadores respondieron: «¡El domingo tenemos que ganar!«.
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