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Victoria Eugenia Nair Villarruel, el lado mas oscuro del negacionismo.

Desde la intolerancia hacia el negacionismo, desde la farsa hacia la falta de vergüenza, Villarruel representa lo peor de nuestra historia y en términos ideológicos, el calzado perfecto frente a las profecías de Milei

 

Por Jesús Marcelo Delise jmdjesusmarcelo@gmail.com

 

Villarruel parece ser la cuña perfecta para las relaciones internacionales de La Libertad Avanza. Después de todo, se sabe que es un nexo con el partido ultraderechista español Vox y fiel seguidora de los movimientos del brasileño Eduardo Bolsonaro. 

Victoria Eugenia Nair Villarruel (Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Nació 13 de abril de 1975) es una abogada, escritora, activista y actualmente ocupa el cargo de diputada nacional.

Ha sido descrita como una política ultraconservadora además de ser  una de las firmantes de la Carta de Madrid, un documento liderado por el partido político de extrema derecha español Vox.

Fundadora de la asociación civil autodenominada «Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas» (CELTYV), la cual ella preside desde sus inicios. ​

En noviembre del 2021, fue electa como diputada nacional en las elecciones legislativas en la coalición La Libertad Avanza 

Desde el 8 de julio de 2022 se desempeña como presidente del Partido Demócrata de la Provincia de Buenos Aires. ​

El 15 de mayo de 2023 en el medio La Nación+ se oficializó la precandidatura a la Vicepresidencia de la Nación de Villarruel junto con Javier Milei por el frente La Libertad Avanza en las elecciones presidenciales de 2023. ​

Villarruel es hija del  quien falleció en 2021, veterano de Malvinas donde fue el segundo jefe de la Compañía de Comandos 602, que comandaba el golpista venido a político Aldo Rico.

Eduardo Villarruel participó en el Operativo Independencia en 1975, el plan represivo que el Ejército llevó adelante en Tucumán con el objetivo de «aniquilar» a las organizaciones militantes establecidas en las zonas rurales de la provincia.

Por otra Parte, Victoria Eugenia Nair Villarruel es nieta -por parte de madre- del contralmirante Laurio Hedelvio Destéfani, fallecido en 2017, quien fue historiador naval y autor -entre otras obras- de los diez tomos de la Historia Marítima Argentina.

La abogada de origen castrense sostiene su discurso preparado hace años de manera impoluta, lo que la contrapone al estilo de su líder político, Javier Milei. Si bien hace dos años era impensado las chances que tiene el binomio libertario de alcanzar la presidencia, Villarruel a quienes muchos recriminan que ser diputada fue su primer empleo, hoy se transforma en la punta de una lanza y alcanza un protagonismo impensado en la esfera pública.

Desde que asumió como diputada, su postura sobre el terrorismo de estado durante la dictadura saltó a primera plana y reabrió el debate sobre los derechos humanos, sacudiendo así una pieza fundacional de la democracia argentina.

Además de presidir el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv), Victoria Villarruel es autora del libro Los llaman jóvenes idealistas y coautora de «Los otros muertos: víctimas civiles del terrorismo guerrillero de los ’70». Sin olvidarnos que se presenta, y con orgullo, como «nieta de un historiador de la Armada Argentina sobreviviente de cuatro atentados de grupos guerrilleros de su país, e hija de un hombre del Ejército que estuvo en Malvinas».

Victoria Villarruel levanta la bandera del negacionismo no sólo justificando la represión por parte del Estado (de facto) a los movimientos populares, sino que, exige que el Estado reconozca como «víctimas» a militares y a los miembros de todas las fuerzas de seguridad por el enfrentamiento a militantes de organizaciones en circunstancias que nunca fueron esclarecidas.

«Los terroristas tienen derechos humanos y sus víctimas, no»

Victoria Villarruel sabe apuntar bien al centro de la llaga que aún no cicatriza en la sociedad y repite esa frase en medios afines, buscando confundir los derechos de las personas con la convención internacional o con políticas de Estado, un síntoma muy presente en los mediocres pensadores de la derecha que además conviven con la omisión de la violencia sistemática perpetrada por los gobiernos de facto.

Su militancia negacionista viene de temprana edad y se afirmó hace poco más de una década cuando formaba parte de agrupaciones de retirados y de la «familia militar», oponiéndose a los juicios por lesa humanidad que volvía a impulsar el gobierno de Néstor Kirchner.

Fue asi como Victoria Villarruel en el 2003, tras la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final fundó el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (CELTYV), desde donde encaró una fuerte defensa de los militares acusados y señalados por delitos de lesa humanidad.

El CELTYV surgió en 2006 y fue una «facción» de AUNAR, una agrupación nacionalista que había sido fundada en 1993 por el exjefe de Inteligencia de Campo de Mayo en 1976 y último jefe de la Policía Bonaerense en la dictadura, el general Fernando Verplaetsen, condenado a 25 años de prisión por su responsabilidad en las torturas y asesinatos cometidos en el Campo de concentración de Campo de Mayo.

En el 2019 Villarruel reivindicó al partido español de extrema derecha Vox y firmó la Carta de Madrid, un documento redactado por el partido ultraderechista español que califica como «criminales» y «parte de una conspiración global influenciada por Cuba» a los grupos de izquierda de Iberoamérica.

Declaraciones del coronel mayor retirado Pedro Rafael Mercado, marido de Cecilia Pando, «presidenta de la Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos de la Argentina» (que considera «presos políticos» a los militares y personal de las fuerzas de seguridad procesados por la justicia civil por su participación en la represión durante la dictadura militar), Villarruel integró Jóvenes por la Verdad,​ un grupo dedicado a organizar visitas a Jorge Rafael Videla mientras estaba detenido en arresto domiciliario, y le consiguió personalmente a Mercado y a su hijo un encuentro con Videla.

Villarruel ha reconocido públicamente encuentros con el dictador bajo la premisa de entrevistarlo para escribir uno de sus libros.

Según Villarruel, en la historia oficial se omite que el accionar de los grupos guerrilleros fue parte la Guerra Fría y se lo ubica exclusivamente durante lo que ella llama «guerra sucia» en los años 1976-1983, cuando en la Argentina gobernaba la dictadura cívico-militar autodenominado Proceso de Reorganización Nacional. Villarruel indicó que dicho accionar para ella es terrorismo y se lo debe ubicar desde antes de 1976, y que se incrementó especialmente luego del restablecimiento de la democracia el 25 de mayo de 1973, luego de los indultos a condenados de los grupos guerrilleros. Según ella, los grupos Ejército Revolucionario del Pueblo y Montoneros, tenían vínculos con el régimen de Fidel Castro en Cuba y con la Organización de Liberación de Palestina. De 1969 a 1980, según Villarruel, se cometieron más de 21 000 atentados en Argentina por parte de dichos grupos armados. También señaló que según su opinión esta historia fue luego cubierta por los gobiernos kirchneristas y que a exmiembros de grupos guerrilleros de la década de 1970 se les dio protección y cargos en el Estado.

El Negacionismo no es otra cosa que una advertencia y trata de la negación, de la mentira y de las manipulaciones. Su intervención ofrece elementos conceptuales relevantes para identificar los procedimientos discursivos involucrados en el aparato de la negación, sintetizados en cuatro mecanismos centrales: la racionalización, que implica deslegitimar o falsear las pruebas y testimonios del genocidio; la reducción de la cantidad de personas asesinadas; la inversión de la acusación a partir de la culpabilización de las víctimas; y la anamorfosis o deformación de la realidad, por ejemplo mediante la negación de la función asesina de las cámaras de gas en el caso del Holocausto, el genocidio armenio y de los tutsis en Ruanda), el negacionismo en pocas palabras, pretende eludir la responsabilidad de los victimarios.

Cuando parecía que ya no había nada por discutir, el debate se vuelve a instalar, pero en realidad el debate no es nuevo, Incluso, podría decirse que se trata de una discusión que comparte la misma edad de nuestra democracia Argentina

La mayoría del arco político nacional, la justicia, las organizaciones y organismos sociales y de derechos humanos argentinos e internacionales interpretan que los hechos relacionados a la dictadura cívico militar son actos de genocidio y delitos de lesa humanidad. Sin embargo, algún sector de la justicia y espacios de derecha y extrema derecha sin olvidar de los militares, sostienen que se trató de una guerra entre el estado nacional y los grupos subversivos, es decir, reivindican la dictadura y avalan la teoría de los dos demonios.

Los victimarios caídos pueden ser recordados por sus familiares, es un derecho incuestionable, pero convocar a la Legislatura porteña para «homenaje a las víctimas del terrorismo» no es otra cosa que una provocación, es un impulso que busca lastimar allí donde las heridas aun no sanaron.

La candidata por   La Libertad Avanza Victoria Villarruel nunca escondió su lado oscuro y seguirá deslizándose con paso cada vez mas firme si le permitimos avanzar.

Milei parece querer retractarse de gran parte de sus caballitos de batallas quizás porque por primera vez siente que en verdad puedo llegar al sillón de Rivadavia. Su vice en cambio, parece decidida a dar uso de sus oportunidades de poder y si logra llegar a la sima, sin duda lo lamentaremos.