El rugbier acusado de darle la patada mortal a Fernando Báez Sosa declaró este lunes en los Tribunales de Dolores.
“Quiero pedir disculpas porque jamás en la vida se me hubiese ocurrido matar a alguien. Escuché varias cosas sobre mí varios años. No reconocía por qué generaban tanto odio hacia mi persona, yo jamás en la vida tendría esa intención”, indicó entre lágrimas el acusado, e insistió: «Es algo que nunca en la vida hubiese buscado. Jamás en la vida hubiese sido mi intención. Quería hoy en este lugar dar la realidad de lo que pasó eso día, esa noche”.
Thomsen, además, reconoció que la zapatilla cuya marca estaba en la cara de Fernando era la de él. «No presté atención. Miré para arriba», dijo sobre si advertía que el joven no tenía reacción, durante el interrogatorio del fiscal Davila.
Sobre cuándo se enteró del crimen, el rugbier contó que fue “al otro día supe lo que había pasado», y señaló: «Cuando estábamos todo en el piso (la policía) nos dice: “¿Ustedes saben por qué están acá? Ustedes mataron un pibe”. Ahí me empezó a dar vueltas todo en la cabeza y me puse a vomitar, pero yo hasta el día siguiente no lo creía, mi cabeza no lo podía procesar porque yo no lo entendía”.
Según explicó el periodista Fernando Tocho, Máximo Thomsen aseguró no recordar cuantas patadas dio y se negó a reconocer al resto de los imputados cuando le mostraron videos. Su declaración se extendió por unos 50 minutos.
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