La convocatoria a la Asamblea Legislativa para este jueves era un escenario ideal para tratar los pliegos de 16 jueces.
«Se está trabajando para conseguir el número», admitieron desde uno de los despachos más influyentes del oficialismo en el Senado este martes al mediodía, ante la consulta sobre la chance de que se convoque a sesión para el jueves. El intento por reunir las voluntades de 37 legisladores se abortaría finalmente horas después: «No hay nada, solo asamblea», sería el mensaje con que el oficialismo prefería no arriesgarse a un resultado incierto a semanas de la elección que definirá el próximo presidente.
Antes de las elecciones del 22 de octubre pasado se especulaba en la Cámara Alta con que habría sesión a principios de noviembre para darle sanción definitiva a proyectos que vienen con aprobación desde Diputados, como el caso de la Ley de GNL y la Devolución de IVA. También se estimaba que se aprobarían los pliegos de los 16 jueces que recibieron dictamen favorable en la Comisión de Acuerdos y que se convirtieron en eje de una pelea política.
Frente a ese escenario, los representantes del macrismo y el radicalismo habían adelantado su rechazo a la iniciativa que exime del impuesto al valor agregado a los trabajadores que perciben ingresos por debajo de los 700 mil pesos y al nombramiento de magistrados. Mientras que la resistencia a la iniciativa contemplada en el paquete de medidas impulsado por Sergio Massa radica en el costo fiscal, el argumento para plantarse contra los nuevos jueces se asienta sobre la afinidad de los postulantes con el kirchnerismo.
Por eso, la Asamblea Legislativa convocada para este jueves, bajo el propósito formal de refrendar los datos del escrutinio para comunicar al Poder Ejecutivo que ninguna fórmula presidencial se consagró en las elecciones generales, emergía como un facilitador a los propósitos del gobierno.
No obstante, cerca de la vicepresidenta Cristina Kirchner dijeron que no habría sesión esta semana. Lo mismo anticiparon senadores del peronismo que orbitan por fuera del Frente de Todos. «En este contexto sería abrir el micrófono de manera riesgosa», adujo uno de los voceros de ese grupo.
Asimismo, dos legisladores de Juntos por el Cambio contactados para este artículo concedieron que resultaba difícil para el oficialismo reunir quórum esta semana, aunque comentaron «van a tratar de llegar».
Al respecto, un senador peronista preguntó retóricamente: «si estamos todos, ¿para qué la pasarían para la próxima?». Y por lo demás, la semana entrante faltarán menos de 15 días para la cita con las urnas más importante de las últimas dos décadas: el calendario electoral termina siendo una pinza contra iniciativas que demandas discusiones filosas.
A la duda sobre la asistencia perfecta se sumaría también la necesidad de que se nombre a Cándida Cristina López en reemplazo del fueguino Matías Rodríguez, quien se quitó la vida el pasado 18 de octubre en su casa, en su provincia natal.
Con todo, la coalición gubernamental cuenta con 31 senadores propios hasta el recambio parlamentario, más el acompañamiento circunstancial de 4 de los 5 miembros de Unidad Federal. Eventualmente, y dependiendo del caso, goza del apoyo de la misionera Magdalena Solari Quintana, el rionegrino Alberto Weretilneck y la riojana Clara Vega.
Después del ballotage o tras la asunción del nuevo gobierno, la ecuación podría cambiar en cualquier dirección. Ese horizonte se posa ya sobre terra incognita.
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