La derrota de Lisandro Almirón en Corrientes no fue solo un traspié electoral, fue el síntoma visible de una maquinaria política que se está oxidando desde adentro, el candidato presentado como “el Milei correntino” apenas arañó el 8% de los votos, y lo que debía ser una demostración de fuerza terminó en repudio vecinal, disturbios y evacuación, en definitiva, la estrategia, si es que hubo una, se desmoronó como un decorado mal armado.
Por Jesús Marcelo Delise [email protected]
Karina Milei, autoproclamada arquitecta del armado libertario, viajó a la provincia para bendecir a Almirón con una frase que hoy suena más a maldición que a respaldo: “Lisandro Almirón es Javier Milei”.
Los resultados dejaron claro que Karina no es la estratega sofisticada que se pretendía instalar, ya que su intervención no consolidó liderazgo ni sumó voluntades, sino mas bien, profundizó el aislamiento y expuso las grietas internas de un espacio que se pensaba blindado.
La Libertad Avanza, que prometía dinamitar los cimientos del Estado, hoy parece corroída por sus propias contradicciones. El “topo” que vino a destruir la casta. terminó siendo un topo infeccioso que carcome al Mileismo desde adentro.
Las peleas intestinas, los escándalos por coimas, los armados fallidos y la desconexión con los territorios están dejando al descubierto un chasis político picado, sin cohesión ni dirección, la narrativa épica del outsider libertario se está deshilachando y lo que ya se vaticina para el domingo es un apercar demoledor.
¿Estaremos en condiciones de afirmar, el domingo que viene no será una batalla por la libertad, será una radiografía de la decadencia? puede que me este apresurando, aunque a decir verdad yo creo que un candidato con un 8 % lo dice todo.

Este domingo 31 de agosto, Corrientes se convirtió en un laboratorio político de alta tensión, las Siete fórmulas que compitieron por la gobernación no fue otra cosa que una oferta fragmentada que dejó al descubierto no solo la debilidad de los armados, sino también la fragilidad de los relatos, y en ese mapa, La Libertad Avanza no solo retrocedió, se desdibujó.
La decisión de Karina Milei de presentar candidato propio en la provincia, apostando por Claudio Lisandro Almirón y Evelyn Karsten, fue más que una jugada electoral, fue una declaración de aislamiento, y lo cierto, es que el resultado fue lapidario, Almirón quedó lejos de los primeros puestos, y lo que pretendía ser una demostración de autonomía terminó siendo una confesión de desorientación.

Por su parte, el peronismo con Martín “Tincho” Ascúa y el respaldo explícito de Cristina Fernández de Kirchner, dejando en claro que por lo menos en Corrientes, hay kirchnerismo para rato, quedó en segundo plano, aunque con expectativas de balotaje que no se concretaron.
En medio de toda esta ensalada que por momentos se transforma en no apto para desinformados, el espacio libertario se mostró como lo que hoy es, un chasis picado, oxidado por las peleas internas, los armados improvisados y la falta de arraigo territorial son tan lapidario como una gangrena que comenso con un agujero llamado coima y después de las disputas electorales correntinas, ya vaticina infectar un espacio que no tiene antídotos, sino formas de enterrarse cada vez más.
LA visita de Karina Milei, que terminó en disturbios y repudio, fue el símbolo perfecto de una estrategia que no conecta ni convence. Repito: El “topo” que vino a destruir el Estado, como proclamaba Javier Milei, hoy parece más bien un virus que infecta su propio espacio político.
Como ya dije, la madre de todas las batallas no se libra en Corrientes, pero lo que ocurrió allí es un anticipo de lo que puede venir, un oficialismo nacional que pierde reflejos, que se encierra en su relato y que empieza a pagar el costo de su propia soberbia.
Corrientes votó. Y lo que quedó claro es que la libertad, lejos de avanzar, está buscando GPS.

El presidente quiere echar a Eduardo “Lule” Menem. Pero Karina lo sostiene porque en este gobierno, las decisiones no las toma Milei solo, las tomas su hermana, su círculo íntimo, su triángulo de hierro, Karina, Martín y Lule Menem. Cuando Karina rompió con Santiago Caputo y las Fuerzas del Cielo, trasladó el vínculo con gobernadores y Congreso a los Menem, Y desde entonces, los escándalos no pararon, primero fue el caso Tech Security, la empresa de los hermanos de Martín Menem, que recibió una preadjudicación por más de $3.900 millones para brindar seguridad al Banco Nación. Después, la obra social de los peones rurales (Osprera), donde el fiscal Guillermo Marijuán investiga un entramado de defraudaciones que apunta a Martín y Lule, y finalmente, los audios de Spagnuolo, que describen un circuito de coimas en la compra de medicamentos, con retornos del 8% y menciones directas a Karina Milei.
El uppercut fue brutal, el relato anticorrupción quedó en jaque, la motosierra, oxidada, y el gobierno contra las cuerdas.
Hoy, los libertarios están desorientados, no hay campaña real, sus candidatos simulan recorridas, pero están lejos de la calle y de los vecinos, en Corrientes, La Libertad Avanza quedó en el octavo lugar y lo cierto es que los síntomas ya no se pueden ocultar, la libertad no avanza, se desangra por dentro.

Este domingo puede ser el nocaut. Y lo que está en juego no es solo una elección provincial, es la credibilidad de un proyecto que prometía destruir la casta y hoy parece atrapado en sus peores prácticas.
La pregunta ya no es si hay corrupción, la pregunta es si hay gobierno.


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