Javier Milei parece haber iniciado la etapa pragmática de su experimento libertario. El giro terminó de evidenciarse con la decisión del gobierno de extender y ampliar un proyecto emblemático del kirchnerismo como el Ahora 12, que busca incentivar el consumo.
Esta decisión se suma a la postergación de los aumentos de luz y gas para después del Gobierno, que no es otra cosa que volver a subir los subsidios. Medida que se tomó luego que el Gobierno se animara a dar un primer paso en su credo de liberalismo extremo: la intervención en el mercado de medicina privada para congelar las cuotas.
Una declaración pasó despercibida en su charla ante empresarios de este jueves. En ese extenso monólogo en el que dio una primera explicación integral de su programa económico, Milei reconoció que se «sobregiró» con el fiscalismo y que estaba en condiciones de empezar a «gastar» y «devolver».
«Sí, sobre reaccionamos el equilibrio fiscal, pero ahora podemos empezar a gastar y devolver», dijo. Entre los empresarios que lo escuchaban en el almuerzo del CICyP hubo cierto desconcierto. Fue luego de ensayar una confusa explicación de porque considera que el dólar no está atrasado, como cree el campo y el FMI.
Para el círculo rojo el dólar está definitivamente atrasado. Pero también observan que el BCRA, lejos de ser eliminado, tampoco funciona como una institución independiente y autónoma, en rigor actúa en tandem con el Palacio de Hacienda. No obstante lo que consideran aún más grave es que no se avance en levantar el cepo, una exigencia que molesta mucho a Milei, como dejó en claro -varias veces- en su charla.
Como sea, la «devolución» que empezó a ejercer Milei a través de la extensión de los subsidios contradice el credo liberal, que indica que cuando hay margen fiscal lo que se debe hacer es bajar impuestos para favorecer la iniciativa privada, que crea crecimiento económico sustentable.
En efecto, al no haber bajado ningún impuesto, lo que le permitió el superávit fue prorrogar la suba de tarifas y con eso extender la sobrevida del régimen de subsidios. El giro indica que el Gobierno empezó a tomar conciencia que acaso ya esté tocando el límite de la tolerancia social al ajuste, como parece sugerir la rebelión policial de Misiones.
El gobierno empieza a asomarse así a un desafío mucho más complejo que ajustar el gasto público: como volver a crecer y generar empleo. Pero en su charla, Milei enfatizó el tamaño del ajuste que realizó y luego de hacer una encendida defensa de la labor del ministro Caputo, se cuidó de afirmar: «Yo no voy a entregar el resultado fiscal».
Desde la consultora Equilibra ponen enfásis en el contexto. «La caída del ingreso y del crédito fue muy duro. El nivel de actividad está muy caído, casi dos dígitos. El gobierno, en una primera etapa, se basó en el shock cambiario y un reacomodamiento de los precios relativos. Respecto a las tarifas energéticas, en el invierno tenes un doble efecto porque aumenta el consumo y en simultáneo el impacto sobre los ingresos. Ahí el gobierno toma la decisión de postergar las subas para conseguir una inflación más rápida en el corto plazo y a recuperar un poquito el ingreso de las familias», consideró Lorenzo Sigaut Gravina economista en jefe de esa consultora.
Según Sigaut Gravina «este pragmatismo forma parte de la lógica. Arrancás con un ajuste de motosierra y hacha, te podes pasar, entonces das una señal muy fuerte pero ahora están acomodando una economía que estaba en terapía intensiva. Así que con todo esto: bienvenido el pragmatismo» este economista.
Más historias
Kicillof construirá con fondos propios una presa clave para evitar inundaciones en el interior bonaerense
Carrió: «Santiago Caputo se vincula con el sector del poder más mafioso de la Argentina»
Javier Milei apuesta al apoyo de Trump para destrabar un préstamo con el FMI