2.700 cadetes jurando fidelidad a la bandera bajo la mirada de Axel Kicillof y Federico Achával.

El acto de jura de fidelidad a la bandera por parte de los 2.736 cadetes en la Escuela Juan Vucetich fue mucho más que una ceremonia protocolar: fue una reafirmación del compromiso del Estado provincial con una seguridad pública más humana, profesional y cercana al pueblo.

Axel Kicillof, acompañado por Federico Achával y otras autoridades, destacó que desde 2019 se viene impulsando una transformación estructural de la Policía bonaerense, con inversiones en infraestructura, tecnología y formación.

La presencia de intendentes como Achával no es menor: simboliza la articulación entre el gobierno provincial y los municipios en la construcción de una fuerza de seguridad con arraigo territorial y sensibilidad social.

El mensaje de Kicillof

“Este acto es un juramento de fidelidad también con el pueblo” resuena como una apuesta a una policía que no solo porte uniforme, sino también valores. Y en un contexto donde la seguridad suele ser abordada desde la lógica punitiva, este enfoque formativo, centrado en el derecho y la protección al prójimo, marca una diferencia sustancial.

La escena de más de 2.700 cadetes jurando fidelidad a la bandera bajo la mirada de Axel Kicillof y Federico Achával no es solo una postal institucional. Es un gesto político cargado de significado en una provincia que, durante años, fue pensada como periferia de la patria o mero conurbano a gestionar. Pero en ese acto con su liturgia patriótica y su promesa de servicio emerge una idea de identidad bonaerense que reclama centralidad, vocación de futuro y derecho a una seguridad con rostro humano.

La formación de estos nuevos oficiales no debe concebirse como una capacitación meramente técnica, sino como un acto fundacional de ciudadanía.

Aprender derecho, relaciones humanas y protección al prójimo no es solo aprender a cuidar, es aprender a no temerle al pueblo al que se pertenece. Es formar una policía que no vigile desde arriba, sino que camine desde el llano.

Kicillof y Achával, al poner el cuerpo en esa ceremonia, reafirman una política de presencia, el Estado no se retira, se organiza, se profesionaliza y apuesta por un modelo de seguridad con inclusión. Porque sin pertenencia, no hay compromiso; y sin compromiso, no hay pacto democrático que se sostenga.