El Presidente recibió la ciudadanía italiana de parte de la primera ministra Giorgia Meloni y dio un discurso en el festival de la juventud conservadora de ese país que se celebra en Roma, donde afirmó que sus recetas «no son políticamente correctas ni tan profesionales».
Milei sostuvo que «tengo mis propias recetas, que no son políticamente correctas ni tan profesionales, pero hasta ahora nos han dado resultado», volviendo a cuestionar al “socialismo” al afirmar que «cuando el adversario es fuerte, la única forma de derrotarlo es con una fuerza mayor».
«Nosotros defendemos una causa justa y noble, mucho más grande que cada uno de nosotros», agregó, afirmando que “nos importa un rábano la opinión de los políticos sobre casi todos los temas”, porque “en nuestro país la política tradicional no nos trajo más que ruina”.
Dijo que “en nuestro Gobierno adherimos a una serie de principios innegociables: que el libre mercado produce prosperidad para todos; que el gobierno tiene que ser limitado; que los argentinos saben mejor que un burócrata cómo producir, a quién emplear y con quién comerciar. Y, en materia de seguridad, sostenemos que ‘el que las hace, las paga’”.
“Nunca hay que negociar las ideas para atraer un voto. Negar tus convicciones para conseguir votos te va a dejar sin convicciones y sin votos. Lo mismo ocurre al conformar alianzas políticas con otros espacios”, añadió.
Y, finalmente, hizo hincapié en la situación política doméstica, entendido por los analistas como dirigido a Victoria Villarruel y aquellos que no acatan la línea impuesta por el jefe de Estado y su hermana Karina, jefa del partido libertario.
“No hay lugar para ambiciones personales, no hay lugar para mezquindades, no hay lugar para el ‘yo’, no hay lugar para el ego… Lo que está en juego es simplemente demasiado grande como para darle espacio a aspiraciones individuales”, concluyó.
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