El reconocido actor protagoniza “Rojos globos rojos”, una singular versión de la memorable obra de Tato Pavlovsky. La devolución del público, el presente de la cultura y su preocupación por el rumbo que el presidente Milei le está dando a la Argentina.
Rojos globos rojos, la memorable obra de Tato Pavlovsky con la que conmocionó al público en los años 90, vuelve a escena en el Teatro de la Cooperación, los domingos de mayo a las 19, con la dirección de Christian Forteza y un elenco formado por Raúl Rizzo, Gabriela Perera y Marta Igarza. “Cuenta la historia de un actor y de dos actrices en un teatro independiente de los que la pelean a brazo partido para sostenerse”, arranca con entusiasmo Rizzo, para quien la obra “parece escrita ayer”. “Hace un recorrido de la mirada de Tato de la vida y abarca todo tipo de aspectos: ideológicos, sentimentales, existenciales, sociales, no hay nada que quede librado y todo aparece ahí, en ese abanico de información muy potente desde el punto de vista emotivo, con humor, sarcasmo, sensibilidad. Todo esto lo ha volcado Pavlovsky en este Rojos globos rojos que hicimos el estreno el domingo 12 de mayo.”
-¿Cómo estuvo?
-¡Fantástico! Esto que te estoy diciendo le ha pasado al público, la gente absolutamente conmovida, conmocionada, y confirma lo que uno siente cuando lee el material, se vincula.
Dice el actor que nunca pudo hacer nada por encargo, incluso lo que alguna vez hizo por encargo: “algo siempre se puede aportar”, dice sin falsa modestia, con la humildad de quien conoce el oficio.
Sin embargo no se trata de la Rojos globos rojos original, sino de una versión que incorpora escenas y fragmentos de otras obras fundamentales del mismo autor como La Muerte de Marguerite Duras, Pablo, Cámara Lenta, Paso de Dos, Cerca, Potestad, en una acercamiento e indagación distinta del mundo pavlovskiano. “Christian tuvo en cuenta la continuidad dramática que ya podía tener con cada escena escrita del original de Rojos globos rojos, entonces todo se desarrolla. Y como de alguna manera los autores, tanto sean literarios, como dramaturgos, persiguen una idea y la manifiestan de distinta forma en las distintas obras que conciben; esto les pasa a muchos: la misma obra enfocada desde distintos lugares. Y esto no les quita ninguna virtud ni originalidad, al contrario.”
Pero se sabe que las obras -de cualquier tipo- tienen un tiempo de aparición: su destreza y talento está en dar nuevos sentidos a lo que un grupo social siente en determinado momento histórico. “Es un soplo de aire fresco en el momento que estamos viviendo en el país, me decían muchos; es otra de las cosas que recibí en la función de estreno.” No por nada a Pavlovsky “se le ocurrió” hace más de 30 años para estrenarla en “Babilonia, una sala en el Abasto que no existe más”: las pasiones menemistas de Milei provocan similares consecuencias y efectos a los de antaño. “Lo que pensé cuando volví a leer la obra sentí que al público lo iba a conmover no sólo por las virtudes del texto en sí mismo sino por la actualidad, la empatía que iba a producir en el espectador, y esto en el estreno sucedió.”
Rizzo y una realidad despiadada
Una de las primeras impresiones de Rizzo al leer el texto fue que “las situaciones que hoy atravesamos son más graves que aquellas que pasamos; las de hoy son sin límites, despiadadas.” No hace falta preguntarle el porqué de su sensación, la explica sin más: “Todo lo que ocurrió en más tiempo este gobierno que tenemos lo está resolviendo y sintetizando a poco tiempo, en cuatro meses han sucedido las cosas que en el gobierno de Macri tardaron cuatro años. Malas cosas muy gradualmente fueron en aquella oportunidad, y pésimas cosas en velocidad tremenda en la actualidad, de una manera vertiginosa ocurre todo. Por eso digo que más grave es aún. Y porque además este gobierno actual que elegido por el 56 por ciento del electorado en el balotaje, tiene ese aval, un gran aval para llevar adelante todas la medidas que toma que no hay una sola, ni media, ni cuarta que sea favorable a la gente común, la gente más humilde, a la clase media. Favorece a determinados grupos económicos, a los que les está dando todos los beneficios. Es muy sencillo, este Gobierno está aniquilando a la clase media y los más humildes. Como a la gente de la cultura, nos ataca por todos lados, por todas partes. En este tramo estamos viviendo.”
A Rizzo no le queda en blanco ninguno de los casilleros neoliberales de la historia argentina: vivió el de la sangrienta dictadura de 1976, el cínico de la pizza con champán de Menem, el del endeudamiento en serie de Macri, ahora el de la motosierra de las fuerzas del cielo de Milei. “En general en el espacio veo mucha negación de la realidad que estamos viviendo. No sé si es una manera de defenderse, pero es negar. Y más aún de aquellos que votaron esta propuesta, o a este individuo. Y es difícil aceptar inmediatamente el fracaso o el error, el tremendo error cometido. Esto va a llevar un tiempo hasta que la realidad misma te cachetea de tal manera que te hace ver que contra esa pared no podés avanzar porque te vas a golpear la cabeza; hay una pared ahí, hay que buscar la manera de pasarla de otra forma. Y esto es lo que también estoy notando en buena parte de la población. Por lo menos en esa parte que lo apoyó, que lo votó. Hay otro resto que se manifiesta, y ahí pruebas al canto: la marcha universitaria, dónde también hubo bastante gente que había votado esta propuesta, y sin embargo salió a la calle a defender la universidad pública, cosa que me parece fantástica, porque ese es uno de los motivos de orgullo de nuestro país: la universidad pública.”
Y luego de mencionar las grandes movilizaciones del 1 de mayo y del 24 de marzo, concluye: “Hay un muy buen sector de la población que no se resigna a esta realidad tan espinosa, tan dura, tosca, que lastima. Quiere modificarla. Hay que empezar a plantearle al pueblo una salida esperanzadora, que se pueda realizar. Basta de relatar la tragedia, ya sabemos qué es este gobierno, hay que empezar a proponer. Esto es lo que está faltando. Y especialmente el peronismo se está mirando mucho el ombligo. Terminemos con esa gansada, hay que encontrar tres, cuatro, cinco puntos que nos unan, nos reivindican, que favorecen básicamente a la población, al que se está cagando de hambre, al que no tiene para pagar un medicamento ni a su hijo ni a su padre, al que ha perdido el trabajo. A ése hay que tener en cuenta.”
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