Un sector de la CGT lanzó El Movimiento Nacional Sindical Peronista para la disputa de candidaturas. Pidió lugar en la mesa de decisiones políticas del Gobierno, hizo encendidas críticas al FdT y confrontó directo a Pablo Moyano y a Máximo Kirchner que les respondieron desde Plaza de Mayo.
Este 17 de octubre quedó claro que la CGT está unificada en los papeles, pero no en los hechos. Mientras uno de los secretarios generales de la central, Pablo Moyano, movilizó a Plaza de Mayo junto a más de cien organizaciones políticas, sociales, sindicales, y de derechos humanos, el resto del triunvirato —Héctor Daer y Carlos Acuña— y miembros de la «mesa chica» realizaron un congreso en Obras Sanitarias. Allí lanzaron «el Movimiento Nacional Sindical Peronista«, un espacio político que buscará disputar candidaturas en las elecciones del año que viene. «Se nos dijo que en un gobierno peronista la CGT es parte del gobierno, pero hoy la CGT no está sentada en los lugares donde se define la política», expresó Daer frente a unos cuatro mil trabajadores que lo escuchaban atentos desde las gradas del estadio.
Desde el escenario, el triunviro se animó a criticar al gobierno del Frente de Todos, del que forma parte, y dijo: «Quizás confiamos y relegamos esa responsabilidad en otros compañeros, pero los resultados no son buenos». Según Daer, el motivo de la conformación del nuevo espacio político es que la CGT quiere «estar en los debates que necesita la Argentina y no ser los convidados de piedra dentro del peronismo».
El acto en el estadio que queda ubicado sobre la calle Libertador, en el barrio de Núñez, había sido convocado para las diez de la mañana. Sin embargo, no arrancó hasta después de las once, cuando más de 20 dirigentes subieron al escenario. Daer fue el encargado de cerrar, pero antes hablaron siete personas. Entre ellos, Gerardo Martínez de la UOCRA; José Luis Lingeri de Obras Sanitarias –que proclamó «necesario volver al origen para recuperar el significado del peronismo»–; Maia Volcovinsky de Judiciales; Andrés Rodríguez, de UPCN y Sebastián Maturano, secretario de la juventud de la CGT. También estuvo en el escenario Luis Barrionuevo, de Gastronómicos.
Los ataques a La Cámpora
Maturano, durante su discurso, confrontó de forma directa con La Cámpora. «Tenemos la herramienta política para ganar elecciones, que es el Partido Justicialista. Hoy el PJ está compuesto por 113 miembros. 14 son del movimiento obrero y 15 de La Cámpora. ¿Acaso ellos son más importantes que nosotros?”, se preguntó y desde el público comenzaron los chiflidos. “¿Dónde está el lugar que nos merecemos como trabajadores organizados?”, arengó. Y luego finalizó su intervención: «Ante la decadencia política –dijo– debemos comenzar a recuperar la metodología del peronismo que tenía como pensamiento gobernar».
Los trabajadores nucleados en la UOCRA, con sus banderas verdes y los de UPCN, con sus chalecos y gorras azules y blancas, no dejaban de cantar.
–Borom bom bom, borom bom bom, los sindicatos son de Perón –se escuchaba.
También hubo otro canto.
— Vamos la Uocra vamos, vamos de corazón, soy argentino, soy peronista y quiero vivir mejor.
Sin embargo, cuando habló Maturano, los cantos dijeron:
— Y ya lo ven, y ya lo ven, hay una sola CGT —Horas más tarde, desde la Cámpora difundían una foto en la que se veían abrazados y sonrientes a Pablo Moyano y al líder de la Cámpora, Máximo Kirchner, en la movilización de Plaza de Mayo. El diputado e hijo de la vicepresidenta, durante su discurso les respondió a «Los Gordos». «El desafío por delante no es ver quién tiene un lugar en las listas», lanzó.
El lugar de las mujeres
Durante el acto en Obras también cantaron el himno, hubo un minuto de silencio y aplausos con guiño ortodoxo: «Perón, Evita, José Rucci y Saúl Ubaldini». Y hubo un lugar especial, adelante de todo al que, en principio, sólo podían pasar mujeres que tenían pulseras celestes. Esa «exclusividad» femenina puso de muy mal humor a varios sindicalistas que querían pasar igual para ver a los oradores desde la primera fila. Entre las trabajadoras estaba sentado Andrés Rodríguez. Él no quiso subir al escenario y habló desde abajo.
«Está muy bien que nos consolidemos porque merecemos cargos –dijo–. No está bien que los candidatos se elijan con el dedo de nadie, se tienen que elegir con la decisión orgánica». Rodríguez consideró que «el movimiento obrero merece estar sentado en la mesa para definir qué Argentina queremos», y sentenció: «No nos pueden dejar al margen». Por último, el líder de UPCN lanzó una advertencia. «El movimiento obrero es tolerante, pero no vengan por nuestros derechos porque sabemos hacer tronar el escarmiento», dijo y el público se encendió.
Uno de los últimos en tomar la palabra fue Martínez. «Llegó el día de tomar nuevamente el protagonismo, de volver a ser la columna vertebral de nuestra patria», se envalentonó. «En este momento estamos con un sabor amargo y no estamos contentos con lo que está pasando en la Argentina», dijo y recordó el endeudamiento que dejó el macrismo con el FMI. Otra vez sonaron los chiflidos. El líder de la UOCRA se mostró inconforme con el gobierno de Fernández. «Confiamos que nuestros políticos iban a estar a la altura de la circunstancia y no desconocemos que el gobierno tuvo la fortaleza y emitió dinero durante la pandemia para ayudar al sector productivo, pero no alcanza con lo que se hizo«, dijo. En línea con lo que marcaron quienes lo precedieron, subrayó: «Queremos nuestros concejales, diputados y senadores. No podemos ser convidados de piedra y nos van a escuchar».
Paritarias y sumas fijas
Héctor Daer, el último en hablar, puso en el centro de su discurso una discusión que está latente dentro del oficialismo: el debate por una suma fija o un bono para los trabajadores. Él volvió a sentar la postura de ese sector: no quieren suma fija. «Las paritarias son el alma de nuestro espacio», remarcó. En ese juego de desplazamientos con réplicas a distancia, Kirchner le respondió durante su intervención en Plaza de Mayo. Dijo que, para el kirchnerismo, “los trabajadores, aparte de sus paritarias, también necesitan una suma fija que los saque del ahogo al que están sometidas sus familias”.
Daer siguió con las críticas al gobierno y marcó como otro problema candente para Los Gordos: la «desfinanciación de las obras sociales». «No puede ser que no se encuentre salida. Es la salud de la mitad de la población», dijo. Además, criticó los números de inflación. «Algunos medios dicen que la CGT se opone a un plan de estabilización. La CGT quiere participar para ver cómo estabilizamos, porque después nos congelan el salario. Necesitamos discutir el plan para que la solución no sea a costa del lomo de los compañeros».
Los Gordos vienen teniendo diálogo telefónico con el ministro de Economía, Sergio Massa, según supo este diario. Y también con la nueva ministra de Trabajo, Kelly Olmos, pero no hay avances. Por eso no quieren anunciar un encuentro formal con ninguno de los dos. «Primero hay que sentarse a trabajar y después anunciar encuentros, si no se generan falsas expectativas», dijo uno. Acuña, que no habló en el escenario, lo hizo al salir del acto.»Me gustaría que Massa sea candidato porque ha agarrado un fierro caliente de otros que se fueron corriendo». También celebraron la decisión del ministro de subir el piso del impuesto a las ganancias.
Los chats de los secretarios generales de la CGT, sin embargo, no fueron solo con los ministros. También le escribieron a Pablo Moyano antes de la marcha. «Hay unidad, pero también diferencia en los criterios. El problema es que el debate tiene que ser al interior y no hacia afuera. No lo personalizamos, pero chateamos con Pablo sobre la necesidad de bajar un poco los humos para cuidar a la CGT», dijeron. A la luz de los acontecimientos, los mensajes parecen haber quedado en visto.
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