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Se cumplen 9 años del femicidio de Martindale, un sangriento crimen que conmocionó a Pilar

El 21 de agosto de 2015 el empresario Fernando Farré mató de 66 puñaladas a Claudia Shaefer, de quien se estaba divorciando tras 15 años de matrimonio y tres hijos. Fue condenado a perpetua.

Fernando Farré y Claudia Schaefer estuvieron casados durante 15 años y fruto de ese matrimonio nacieron tres hijos. Ambos compartían un departamento en Recoleta y con frecuencia se instalaban en la casa que la madre de Farré tenía en el country Martindale. El mismo lugar donde el 21 de agosto de 2015 el hombre decidió terminar con la vida de su todavía esposa, de la que se estaba separando.

El proceso de divorcio había comenzado un tiempo atrás, de forma conflictiva, tal como se había desarrollado su matrimonio durante varios momentos, sobre todo en los últimos años. Tanto es así que Claudia había denunciado al padre de sus hijos en la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia. También había solicitado una exclusión de hogar por los reiterados hechos de violencia de física, psicológica, verbal y económica a los que era sometida de forma sistemática.

Hace 9 años el día de hoy, la mujer -que por entonces tenía 44 años- arribó a la casa del country Martindale junto a su abogado, Carlos Quirno, con el objetivo de retirar algunas de sus pertenencias.

En el lugar la esperaba Farré, de 52 años, también acompañado por su abogada y por su madre, Nenina Castro. Apenas llegó, ingresó con una valija al vestidor y de inmediato fue seguida por su exmarido que en el pequeño recinto la atacó con dos cuchillos que había agarrado de la cocina.

Según la autopsia, Farré le produjo 74 lesiones a Claudia, de las cuales 66 fueron puñaladas producidas con dos cuchillos en forma simultánea. La herida más profunda, aquella que le ocasionó la muerte, fue un corte profundo en su cuello.

El informe estableció que la mujer se defendió, ya que tenía lesiones en las manos y en los brazos. Además, se precisó que el 95% de los cortes se realizaron mientras ella estaba con vida, el resto fueron postmortem.

El escalofriante hecho fue relatado por el abogado de la víctima ante la fiscal de la causa Carolina Carballido Calatayud en el año 2015: “Cuando saludé a la señora (Castro), me di vuelta y la vi a Claudia avanzar con la valija hacia adentro de la casa. Fue la última vez que la vi viva”.

De acuerdo con su testimonio, Quirno se fue de la casa por unos instantes para hablar con la abogada de Farré: “Habremos hablado no más de 30 segundos y ahí empezamos a oír gritos muy difíciles de identificar. Nos pareció que venían de otra casa”, contó. Y agregó que después se dieron cuenta de que era la voz de la mamá de Farré que decía: “Así no vas a lograr nada”.

El letrado relató que Castro rompió los vidrios de la ventana del vestidor en donde estaban encerrados, que daban a un patio trasero. “Ahí me di cuenta de que la estaba matando”, afirmó.

“Logré ver la cara de Farré totalmente desencajado. Era como una cara de ‘hice lo que tenía que hacer’, como tranquilo”, declaró el abogado de Schaefer.

Luego del hecho, Farré fue detenido de forma inmediata y el 6 de junio de 2017 el Tribunal Oral Criminal (TOC) de San Isidro lo sentenció a prisión perpetua por homicidio doblemente calificado por el vínculo matrimonial y por tratarse de un femicidio. Su abogado había solicitado que fuera declarado inimputable dado que «no era consciente de sus actos» por la ingesta excesiva de antidepresivos.

A su vez, el juez resolvió que sea privado de la potestad de sus tres hijos mientras cumpla su pena y de la administración de sus bienes.

Actualmente Farré pasa sus días alojado en la Unidad 41 de Campana, cumpliendo la pena máxima. Recién en 2050, tras haber pasado 35 años tras las rejas, podrá pedir la libertad condicional.

Hasta enero de 2022 permaneció alojado en una cárcel de Bahía Blanca, de donde solicitó ser trasladado asegurando haber sido víctima de golpes, abuso sexual y extorsiones por parte de otros presos que lo obligaron a aportar dinero a través de una transferencia bancaria realizada por un familiar suyo.

Empresario

Acostumbrado a rodearse con el jet set debido a los altos cargos que ocupó en firmas internacionales, Farré era un empresario de éxito. Al momento de cometer el femicidio, figuraba junto a su exmujer como socio de Global Five, empresa dedicada a la comercialización de productos de belleza y cosmética.

Precisamente, ese era el rubro en el que se había especializado: entre 2010 y 2014 fue gerente general para Argentina y Chile de la multinacional Coty Inc., ocupando una lujosa oficina en Puerto Madero.

Durante años se regodeó en redes sociales de su participación en eventos glamorosos de la noche neoyorquina. En las fotos que compartía se lo ve posando junto a Paris Hilton, Lady Gaga, Kate Moss, Hally Berry y David Bowie, entre otras celebridades de la moda y el espectáculo.

En nuestro país, las imágenes se multiplican junto a personajes de la farándula, como por ejemplo Susana Giménez, Andrea Frigerio y Facundo Arana. Incluso varios de esos sitios lo muestran en diferentes eventos junto a su exmujer.

Farré habla inglés, francés y portugués y es licenciado en Administración de Empresas, egresado de la Universidad Católica, y fue merecedor de un MBA por parte de la Thunderbird School of Global Management, una de las escuelas económicas más prestigiosas del mundo.

El hombre era protagonista de una carrera ascendente, que comenzó en el área de marketing de Carrefour. De allí pasó al banco Santander Río, donde estuvo por un lapso de dos años.

El siguiente peldaño fue Coca Cola, otra multinacional. En el gigante de las gaseosas fue Market Development Manager para nuestro país. Wines Argentina y Avon (como director de marketing para Latinoamérica) fueron los próximos pasos de Farré.

Carta

Las últimas palabras en el juicio que lo condenó a prisión perpetua por parte de Farré fueron dirigidas a sus hijos. El empresario leyó una carta en la que afirmó que no puede «explicar ni justificar lo que pasó” y expresó: «Perdón, los quiero como siempre y más”.

El femicida hizo uso de su derecho a pronunciar las últimas palabras del proceso al finalizar los alegatos de las partes ante el jurado y el juez del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 de San Isidro, Esteban Andrejín.

«Las primeras palabras que se me ocurren en este momento son que Dios los bendiga, Shalom y que la paz esté con nosotros”, comenzó sentado en el banquillo frente al jurado y vestido de traje gris y camisa blanca.

Luego de una pequeña introducción, el imputado solicitó permiso del juez para leer una carta que les escribió a sus tres hijos el 4 de mayo de 2016, tras mencionar que tiene «muchos sueños para sus hijos” y que Claudia y él eran «padres presentes”.

«Hoy mis hijos no tienen madre y a mí no me han vuelto a ver”, dijo antes de limpiar sus anteojos para comenzar la lectura de la carta.»El 21 de agosto del año pasado cambiaron nuestras vidas”, empezó, e inmediatamente se le quebró la voz y comenzó a sollozar antes de continuar: «Están con gente que los quiere y los apoya, pero cuando quieran me pueden venir a visitar o llamarme por teléfono”.

El escrito de Farré en una hoja de papel rayada seguía: «No puedo explicarles bien cómo me siento, perdón, los quiero como siempre y más, obviamente no puedo explicar ni justificar lo que pasó y el desenlace me duele”.»Vivo recordando los buenos momentos juntos, daría mi vida, la cambiaría en un segundo por irme yo y que ustedes estén con su madre, pero acá estoy”, en referencia a su detención preventiva en la Unidad 46 de San Martín desde el día del crimen.

«Me duele seguir viviendo, pero si yo no estoy quizás sería peor para ustedes, que tienen un futuro y una vida por vivir, disfrútenla”, concluyó.